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Revista :Estúdio

versão impressa ISSN 1647-6158

Estúdio vol.6 no.11 Lisboa jun. 2015

 

ARTIGOS ORIGINAIS

ORIGINAL ARTICLES

Antonio López García: una nueva concepción espacial del realismo

Antonio López García: a new spatial conception of realism

 

David Serrano León*

*Artista plástico, Doctor en Bellas Artes de la Universidad de Sevilla en la especialidad de Pintura.

AFILIAÇÃO: Universidad de Sevilla, Facultad de Bellas Artes, Departamento de Dibujo C/ Laraña, 3, 41003, Sevilla, España.

 

Endereço para correspondência

 

RESUMEN:

Siguiendo la cronología pictórica de la obra de Antonio López, observamos que comienza con el sistema ortodoxo que aprendió en Bellas Artes, continua desarrollando el de cuadro inclinado y finalmente lleva a la practica la perspectiva esférica. Estos cambios formales se deben a las transcripciones longitudinales de los elementos reales, unidas a una gran intuición, pues el artista carecía de conocimientos teóricos de los sistemas espaciales.

Palabras clave: Realismo / pintura / dibujo / perspectiva y geometría.

ABSTRACT:

Following the pictorial chronology of the work of Antonio López, it is clear that he begins with the orthodox system he learnt in Fine Arts, he then goes on to develop the leaning picture and finally implements the spherical perspective. These formal changes are due to the longitudinal transcriptions of the real elements, together with great intuition, since the artists lacked theoretical knowledge of spatial systems.

Keywords: Realism / painting / drawing / perspective / geometry.

 

Introducción

Una vez finalizada nuestra formación universitaria en el campo de las Bellas Artes en el año 1999, advertimos una serie de problemas formales y espaciales a la hora de representar la realidad. El dibujo del natural que se fomentaba en la facultad era aproximativo, es decir, a golpe de vista, controlando la proporción sin ningún sistema de medición. Esto no nos permitía ser conscientes de las distorsiones formales que se producían en la percepción de la realidad. Es en este momento de confuso entendimiento del espacio real cuando tiene presencia la obra del pintor Antonio López García (n. Tomelloso, 1936). Desembocando en una investigación espacial sobre la obra del artista que dará como resultado nuestra tesis doctoral: De la perspectiva artificial a la visión natural en la obra de Antonio López García. Análisis sobre los sistemas de representación espacial y metodologías.

Cuando nos disponíamos a representar el espacio real apreciábamos una alteración en la proporción de las formas que a lo largo de la historia había sido frecuentemente evitada; nos referimos a la disminución de los objetos conforme se alejan del observador en sentidos latitudinal y altitudinal. Este análisis escrupuloso del espacio físico habría dado como resultado un espacio esférico.

La obra de Antonio López manifiesta una evolución formal que comienza con el sistema cónico convencional, más tarde practica el de cuadro inclinado — picados — para finalmente desembocar en la perspectiva curvilínea. Esta evolución es posible gracias al sistema de medición que desarrolla y a una extrema observación.

En definitiva, esta propuesta tiene como objetivo evidenciar el importantísimo concepto espacial que desarrolla López mediante un sistema de medición manual inventado por él y cuyos principios geométricos se remontan a la olvidada perspectiva natural de Leonardo da Vinci (Barre & Flocon, 1985; Rabasa, 1995; Regot, 1985).

 

1. Evolución formal en la obra de Antonio López García.

Desde que finaliza los estudios en Bellas Artes Antonio utiliza la perspectiva cónica tradicional es decir, la de cuadro vertical (en sus dos modalidades: central y oblicua), la usada por la mayoría de los artistas a lo largo de la historia, convirtiéndose en el único método geométrico que le acompaña de manera permanente a lo largo de toda su trayectoria artística. Esta perspectiva respeta la verticalidad de las rectas a diferencia de la de cuadro inclinado que seguidamente estudiaremos y en la cual dichas rectas tienen un punto de fuga común.

Como podemos observar en la obra El cuarto de baño (Figura 1) el espacio representado se encuentra muy próximo al artista el cual debe realizar un amplio movimiento de cabeza para abarcar la totalidad de la escena. Esta cercanía habría producido objetivamente enormes distorsiones formales que en aquel momento eran desconocidas para Antonio por tanto la única alternativa era respetar la verticalidad de las rectas.

 

 

Haciendo los análisis geométricos restitutivos de El cuarto de baño podemos obtener las medidas reales tanto del espacio real como de la pintura gracias a la reversibilidad del sistema cónico. Puesto que es una perspectiva central en la que coinciden el punto de fuga con el punto principal y las perpendiculares son paralelas a la línea de tierra, tales puntos indican la distancia principal de la obra. Con estos datos podríamos reconstruir la planta y el alzado (Figura 2) utilizando como plano de intersección de los rayos visuales el cuadro. Pero es aquí donde estaría el primer inconveniente: sabemos que la medición del espacio se realizó en sentido curvo (habitualmente los artistas han medido la realidad con el método académico del brazo extendido con ayuda de un lapicero el cual describe un arco de círculo) y no en plano. Este hecho es de vital importancia en las restituciones pues, de no ser así, los resultados se alterarían enormemente además de alejarse del procedimiento del pintor.

 

 

Por otra parte, si nuestro protagonista hubiera medido el ancho del vano de la puerta en sentido vertical (a diferentes alturas) habría apreciado una disminución progresiva que daría como resultado una perspectiva curvilínea. Pero Antonio aún no tenía la capacidad de entendimiento de la realidad. Antes de continuar con el siguiente sistema espacial, creemos conveniente mostrar al lector los cambios formales que habría experimentado la pintura si el artista hubiera incorporado la distorsión total de las formas, si hubiera creado un espacio esférico (Figura 3).

 

 

El uso de la perspectiva de cuadro inclinado refleja el comienzo de un nuevo modo de mirar la realidad y es aquí donde nuestro artista se enfrenta a cuestiones complejas de espacio y visión. Observando su trayectoria vemos que este sistema es temporal y, después de desarrollarlo durante un periodo de cuatro o cinco años, no lo vuelve a practicar, aunque creemos que indirectamente está implícito en las futuras perspectivas curvilíneas. Tal planteamiento espacial es aplicado por primera vez como necesidad “improvisada” en la obra Espejo y lavabo de 1967 (Figura 4), pues intenta representar un espacio bastante amplio a una distancia excesivamente próxima que le obliga a inclinar la cabeza en dos direcciones para percibir el espacio total en dos secuencias pictóricas. El resultado formal se caracteriza por una distorsión de las verticales las cuales convergen en un punto común (similar a los picados en fotografía). En las demás obras posteriores con similares apariencias y temática nace como idea preconcebida y meditada.

 

 

Sabemos por otras obras que el espacio de alejamiento del pintor es muy reducido, lo que le obliga a representar en la superficie pictórica dos secuencias correlativas con sus respectivos puntos de vista. Lo que hace es acercar dos elementos que están distanciados en la realidad, eliminando el espacio entre ambos. Según Antonio, en las primeras sesiones abarcó en una sola proyección todo el espacio:

…lo inicié como una escena unitaria, porque lo era realmente. […] Para haber creado unidad tenía que haber curvado todas las líneas de fuga; a mí eso, en aquel momento, me resultaba muy complicado, no me atreví, preferí quebrar, angular las dos partes. La parte de arriba con las líneas más paralelas, más de frente a mi mirada, estaban más a mi altura; y toda la parte inferior en fuga hacia los pies. Como una pared angulada era también algo imposible, lo corté, creé ahí un espacio neutro. No tenía la capacidad de entendimiento que te permite una aceptación del hecho tal y como se presenta (López, 1998:108).

El sistema de cuadro inclinado desaparece como método perspectivo en el año 1971. Paralelamente, comienzan tres años antes los primeros tanteos “intuitivos” del sistema curvilíneo. Después de haberlo meditado mucho, se atrevió a dar el paso. El propio artista comenta el malestar que estas cuestiones espaciales le producían:

Al principio lo pasé muy mal, porque me resultaba la perspectiva de una violencia absolutamente insoportable. Yo decía: “bueno, esto no expresa el mundo real”. […] Cuando fue llenándose de claroscuro el hueco de la habitación — se refiere al dibujo Casa de Antonio López Torres [Figura 5], empezó a entenderse toda esa perspectiva. Se ve que es curva, pero bueno, me quedé más tranquilo” (López, 2007:81)

 

 

Pasados los años, y desde la distancia, Antonio interpreta esta elección y decisión como una necesidad:

No es un capricho, necesito crear esa especie de vértigo, de lo que se hunde. Lo necesito. Si no, queda excesivamente estático, y yo veo la realidad muy poco estática. Y bueno, tengo que introducir ese elemento distorsionador que es real, aunque la mente lo corrija. Para mí es un punto de partida, es una gramática que necesito incorporar para hacer lo que quiero hacer. (López, 2010, entrevista)

Como ya apuntamos, Antonio llega a la perspectiva curvilínea a través de la observación de la realidad, o como él dice, “es algo que descubres en el mismo hecho de ir leyendo el lenguaje de la realidad, y de ir incorporándolo a la pintura” (López, 2010, entrevista). Nota cómo los objetos se hacen más pequeños conforme se alejan del ojo, sea cual sea su dirección. Según él “con las medidas — obtenidas de la metodología manual del artista — se evidenciaba lo que ya sabía: que las cosas se achican cuando se alejan de ti”. (López, 2007: 82)

En el dibujo Casa de A.L.T. el muro frontal manifiesta una curvatura de las aristas superior e inferior. Cuando Antonio mide la altura de la pared desde una posición fija nota como disminuye lateralmente a medida que se aleja de él, y como resultado obtiene un espacio curvo. Esta evolución formal se debe también a la necesidad de Antonio de ser cada vez más preciso. Para ello tuvo que desarrollar un sistema de medición que le ayudara a transcribir las formas reales ya que el método que aprendió en la Escuela de Bellas Artes era insuficiente. La escuadra de madera creada por él y el compás se convierten en las herramientas habituales en su proceder como pintor.

Algunas de estas cuestiones espaciales fueron ya advertidas en el Renacimiento italiano. Artistas como Leonardo da Vinci intuyeron en la visión humana principios (curvatura de las rectas) que no quedaban incluidos en la perspectiva de cuadro vertical pero, en ningún caso animó a los pintores a incorporar tales características ya que sus obras manifestarían las indeseadas aberraciones marginales. Desde entonces son escasos los artistas que se han decantado por una representación esférica: Konrad Witz (1400-1446), Jean Fouquet (1420-1480), Francesco Mazzola (1503-1540), Carel Fabritius (1622-1654), Jan Steen (16261679), Ivon Hitchens (1873-1979) y recientemente el artista que nos ocupa.

Como hemos podido comprobar Antonio López es un pintor que trabaja al margen de los dictámenes artísticos de su generación, que pertenece a una minoría, no solo por hacer realismo, sino por incorporar a su obra cuestiones poco frecuentes en la pintura contemporánea como son sus particulares concepciones del espacio y del proceso de creación.

 

Conclusiones

El paso de un sistema a otro (de cuadro vertical a inclinado y de este al esférico) va unido a un creciente rigor en la precisión de las formas reales. El primer cambio fue causado por motivos circunstanciales del lugar, pues surgió de un modo improvisado. Las demás obras, con el mismo método, nacen como una idea preconcebida. El último paso que da será hacia el curvilíneo que es el único que tiene en cuenta la disminución de los objetos sea cual sea su dirección. Por tanto, los espacios curvilíneos son el resultado de una actitud de precisión severa y extrema. Podríamos decir que no hay cambio intencionado o programado de un sistema a otro sino una búsqueda de la exactitud física.

Por último, constatamos que la evolución de los tres sistemas espaciales que experimenta Antonio López se produce no solo por una observación y medición de la realidad sino también como fruto de una gran intuición. No se han detectado influencias ni de la fotografía, ni del cine, ni de ningún manual teórico específico que condicionen su obra. Nuestro artista comprobó, a través de un método de trabajo personal, que la realidad nos envuelve y que el ojo percibe la disminución de los objetos conforme se alejan, tanto en profundidad ortogonal (como sucede en el sistema cónico convencional) como en latitud y altitud. Una vez experimentados los tres estadios espaciales, Antonio elige por decisión propia y en función de sus intereses estéticos, utilizar con asiduidad la perspectiva curvilínea y, ocasionalmente, el sistema de cuadro vertical, pero con una mirada mucho más profunda y madura que en los primeros trabajos.

A modo de conclusión podemos destacar la enorme repercusión que el trabajo de Antonio López adquiere para innumerables artistas contemporáneos que intuyen, como nosotros, una actitud de profundo respeto hacia la realidad.

 

Referencias

Barre, A. y Flocon, A. (1985) La perspectiva curvilínea. Del espacio visual a la imagen construida. Barcelona: Paidós Estética.         [ Links ]

López, Antonio (2007). Antonio López. En torno a mi trabajo como pintor. Valladolid: Jorge Guillén.         [ Links ]

Rabasa, Enrique. (1995) “Los viejos problemas de la perspectiva en la pintura de Antonio López García”. Madrid: Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. nº80, pp.459-476.

Regot, J.M. (1985) “Perspectiva curvilínea de pantalla esférica”. Director: Jaime Verdaguer Urroz. Tesis: Geometría Descriptiva. Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Barcelona.

 

Artigo completo recebido a 13 Janeiro e aprovado a 24 de janeiro de 2015

 

Endereço para correspondência

 

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