SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número28El rol de los eclesiásticos en la construcción de la legitimidad “internacional” de la dinastía portuguesa de los Avis (1383-1433)Diplomacia y construcción monárquica: la participación eclesiástica castellana índice de autoresíndice de assuntosPesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Medievalista

versão On-line ISSN 1646-740X

Medievalista  no.28 Lisboa jul. 2020

https://doi.org/10.4000/medievalista.3307 

DOSSIER

Clérigos al servicio de las Coronas de León y Castilla: administración y esfera doméstica (siglos XII-XV)[*]

Clergy at the service of the Crown: Leon and Castile administration and kings’ domestic sphere (12th-15th centuries)

Francisco José Díaz Marcilla Homem1
https://orcid.org/0000-0002-2651-1664

Universidade Nova de Lisboa, Faculdade de Ciências Sociais e Humanas, Instituto de Estudos Medievais. 1070-312 Lisboa, Portugal. diaz@fcsh.unl.pt


 

RESUMO

El presente artículo muestra los resultados de la investigación que se llevó a cabo en el Proyecto DEGRUPE (2013-2015) sobre los clérigos que participaron en la conformación de las monarquías bajomedievales peninsulares, concretamente en lo referido a los reinos de León y Castilla, tanto por separado desde 1157, como en conjunto desde 1230. El estudio analiza los diferentes cargos ocupados por clérigos dentro de la administración regia, así como los cargos dentro de la esfera doméstica de las casas reales.

Palavras-chave: Iglesia medieval; Administración real; Servicio regio; Castilla y León; Monarquía.


 

ABSTRACT

This article aims to show the research results of the DEGRUPE Project (2013-2015), focused on the clergy involved in the consolidation of Late Medieval Iberian monarchies. In this case, the data are related to the kingdoms of Leon and Castile, both separately (1157 to 1230) and united (from 1230 onwords). The study analyses all the positions held by clerics within the royal administration, as well as within the royal house, as royal private service.

Keywords: Medieval Church; royal administration; royal service; Castile and Leon; monarchy.


 

Introducción

El presente artículo recoge los resultados de la investigación que se llevó a cabo en el marco del proyecto DEGRUPE (“A dimensão europeia de um grupo de poder: o clero e a construção política das monarquias ibéricas, séculos XIII-XV”), realizado entre 2013 y 2015. En ese proyecto tuve ocasión de trabajar como becario de investigación, ocupándome principalmente de la documentación relativa a los reinos de Castilla y León desde 1157 hasta 1454. Fue así posible individuar a 1985 perfiles de clérigos al servicio de la Corona o vinculados de algún modo con ella, presentes en 2385 documentos de cancillería relativos a los reinos de León y Castilla, tanto en su fase de reinos diferenciados como único reino a partir de 1230, hasta el final del reinado de Juan II[1]. Todos estos clérigos desempeñaban sus funciones en dos ámbitos concretos: la administración real y la esfera del servicio doméstico a la monarquía.

Tanto el tema de los clérigos y sus relaciones de la monarquía, como la constitución y características de las diferentes cancillerías regias, son asuntos que ya han sido tratados y analizados convenientemente para varios de los reinados estudiados[2]. El presente trabajo pretende aportar una información más detallada de los clérigos presentes en la documentación de cancillería, presentando las listas de componentes de ese estamento que desempeñan funciones tanto en la administración central como en el servicio doméstico a la monarquía. Tarea secundaria de este trabajo será indicar la posible evolución de los diferentes tipos de cargos desde un punto de vista diacrónico.

Por tanto, se acometerá, en primer lugar, una presentación por categorías de los roles ocupados por eclesiásticos en la administración del reino; y, en segundo lugar, se analizarán los tipos de funciones desempeñados por los clérigos en el ámbito de la esfera doméstica de la monarquía, ámbito más restringido, pero igual de relevante en el funcionamiento de la monarquía medieval.

No obstante, conviene hacer una aclaración muy importante. Las tablas que se encontrarán a lo largo del artículo han sido elaboradas con los datos extraídos exclusivamente de la documentación de la cancillería regia y de las cancillerías de las principales sedes episcopales - como los arzobispados de Toledo, Santiago y Sevilla -, motivo por el cual no siempre aparecen todos los eclesiásticos que se sabe que ejercieron determinados cargos. La motivación de esta elección fue la de anteponer la información que emana directamente del círculo monárquico a la proveniente de otras fuentes literarias o de otra índole. Así, se pueden comprobar, de una manera más fidedigna, las preferencias de los monarcas a la hora de mencionar o especificar quiénes estaban a su lado.

1. Clérigos en la administración real: cargos y funciones

1.1. Consejero real

Siguiendo con el primer aspecto que se va a estudiar - los cargos y las funciones en el aparato administrativo del reino -, existe una primera posición de alto rango, el consejero real. Han sido identificados 64 clérigos en la documentación de cancillería[3].

Es uno de los cargos más importantes de la administración, ya que el consejero real está a contacto directo con el rey, sugiriendo estrategias y acciones, así como dando recomendaciones sobre aspectos concretos[4].

A la vista de los datos, se pueden realizar una serie de observaciones de sumo interés sobre la evolución histórica de la clerecía ocupando esta figura de la administración real. En primer lugar, hay que comentar que, con la definición expresa en la documentación de consejero real, no es hasta el reinado de Fernando III, ya en 1232, cuando aparece. Además, todos los denominados de esta manera lo son únicamente porque el rey les pide su presencia en la corte para dirimir una cuestión, que puede ser un pleito o un asunto puntual. Es decir, no son un cargo como tal, sino una función que puntualmente el rey delega en personas de su confianza y que, una vez terminada esa necesidad, finaliza. Quizá este sea el motivo para que la denominación de consejero real no acompañe en la documentación a ninguno de los clérigos que ejercieron momentáneamente esa tarea, como ocurre en cambio con casi todo el resto de los cargos que veremos más adelante.

Se observa una cierta cuestión de confianza con el pasar del tiempo. Si durante los reinados de Fernando III hasta Alfonso XI, los clérigos son mencionados como consejeros explícitamente porque son llamados para ayudar al rey a tomar una decisión, con posterioridad las menciones parecen aludir a una presencia más constante. De hecho, sabemos de estos consejeros muchas veces porque el rey les otorga un privilegio, con expresiones como “de quien yo más me fío”[5].

Sobre el grado jerárquico en el seno de la Iglesia que ocupaban estos eclesiásticos, cabe comentar que la mayoría pertenecen a las más altas esferas de la Iglesia castellana, tanto arzobispos como obispos. Especial mención hay que hacer de los maestres de las órdenes militares, presentes como consejeros en los reinados de Fernando III, Fernando IV y Alfonso XI, pero desapareciendo después de este cargo con posterioridad. La tendencia antes mencionada cambia con Juan II - con la excepción del único clérigo que ocupa ese cargo en el reinado de Pedro I - ya que a los prelados se les suman clérigos de menor rango, como abades o canónigos, o, incluso, simples frailes.

No obstante, no hay que olvidar el vínculo existente entre los consejeros y otras figuras relevantes dentro del ámbito de la esfera doméstica, como es el caso de los confesores y los cancilleres. Se puede comprobar también cómo varios de los nombres que aparecen como consejeros desempeñarán igualmente las funciones de confesor o canciller, especialmente durante el siglo XV.

Antes de cerrar este apartado, cabe incluir en él a aquellos religiosos que desempeñaron la importantísima y crucial tarea de regencia, especificada como tal en la documentación solamente en el período de menoridad de Enrique III y Juan II. El número es muy escaso (4), pues no es hasta la llegada de los Trastámara que la Iglesia es requerida para desempeñar esta función. Siendo siempre una función colegiada con otros miembros de la realeza o de la nobleza, puede equipararse al cargo de consejero.

1.2. Canciller

Se va a utilizar aquí la división entre las dos funciones, detectadas en las cancillerías medievales castellanas en los reinados de Alfonso X hasta Alfonso XI, identificadas por Marina Kleine[6]: la figura del canciller, que parece más ligada a una cuestión de prestigio que a una función específica en la corte; y la del iussor o aquel que transmite o manda la orden real de redactar un documento legal, quien sí tiene una función bien clara dentro de la cancillería real, aunque careciendo de un título específico para el cargo, pudiendo así ser desempeñada por el propio canciller, un notario mayor, un escribano o la figura que se ha denominado iussor. El primero tendría una cierta función de supervisor de los segundos, si bien no se puede concluir, por los datos emanados de la documentación, que esta aseveración sea la correcta.

En lo concerniente a la función de canciller, se puede afirmar que es la figura que ejerce el control último teórico sobre la manera definitiva en que se redactan los textos que transmiten las órdenes reales[7]. Cabe comentar que desde 1206 la cancillería real de Castilla fue asignada al arzobispo de Toledo, a través de un privilegio otorgado por Alfonso VIII. Por su parte, Fernando II de León confirmó en 1180 el privilegio que hacía recaer el cargo de canciller real de ese reino en el arzobispo de Santiago de Compostela desde que así lo decretara Alfonso VII en 1140[8]. Sin embargo, concretamente para León, se puede constatar la existencia de varios cancilleres al mismo tiempo durante los reinados de Fernando II y Alfonso IX, como se podrá apreciar en la Tabla 3. Igualmente, en Castilla se dan casos de convivencia entre el teórico canciller real, el arzobispo de Toledo, y otros cancilleres que ejercieron el cargo con mucho más poder efectivo. De ahí, el pensar que se trató de un privilegio de carácter más económico que administrativo, en cuanto la extensión de un documento válido por la cancillería regia conllevaba unas tasas que irían a las arcas del arzobispo en cuestión[9].

 

 

 

 

Tras la unión de los reinos de León y Castilla, Fernando III certificó la disociación entre la connotación honorífica y la función administrativa efectiva. Con todo, fue con Alfonso X que se procedió a desenvolver la cancillería en cuatro figuras administrativas: canciller mayor de Castilla, canciller mayor de León, canciller mayor de Andalucía y un menos específico canciller mayor del Rey[10]. Esta división también se produjo en la categoría administrativa inmediatamente inferior, las notarías, como se verá en breve.

Cabe comentar aquí que una atenta lectura de lo que disponen las Partidas respecto al cargo de canciller, podría llevar a pensar que no se contemplaba en un primer momento la presencia de eclesiásticos. Son dos los motivos de esta idea: por un lado, el hecho de diferenciarse de una manera bastante explícita el ámbito del capellán del que pertenecerá al canciller, especificándose que el primero atañe a las cuestiones espirituales, mientras que el segundo se vincula a las cuestiones temporales; por otro lado, cuando el texto indica que “el rey debe escoger tal hombre para este oficio que sea de buen linaje”, siendo mediados del siglo XIII una época en que aún no hay presencia masiva de nobles entre la clerecía, resulta dudoso que Alfonso X pensara específicamente en clérigos para la cancillería[11].

Tras el reinado del Rey Sabio, sucede en época de Sancho IV que dos eclesiásticos desempeñarán las tres funciones administrativas territoriales al mismo tiempo, tanto a nivel de la cancillería como a nivel de las notarías. Se trata de Gonzalo García Gudiel, arzobispo de Toledo, y de Martín, obispo de Astorga, desde 1290 hasta el final del reinado en 1295. Las causas de esta especie de intento de unificación administrativa no están claras, aunque ya con Fernando IV se vuelve a la división por territorios. A mediados de la centuria siguiente se añadió otro tipo de canciller: el canciller mayor de la Poridat (Secretos), del Sello de la Poridat o del Sello. Probablemente, era el encargado de llevar expresamente el sello real, con el que se sigilaban todas las cartas importantes[12]. Solo en tres ocasiones recayó el cargo en un clérigo, con Enrique II y con Juan II.

Por otro lado, parece existir alguna correspondencia, tras la unión de las coronas de León y Castilla en 1230, entre la función de canciller mayor de Castilla y la de canciller mayor del Rey, como se aprecia en el hecho de que, en cinco ocasiones, hasta el reinado de Alfonso XI ambos cargos son ejercidos por la misma persona. Al mismo tiempo, otra correspondencia se puede observar entre las funciones de canciller mayor de León y de notario mayor de León, siendo el arzobispo de Santiago quien ocupará en varias ocasiones los dos cargos.

La aparición de eclesiásticos para cargos de canciller asociados ya no al rey, sino a alguno de los otros miembros de la realeza (reina, príncipe o infantes) se produce a partir del reinado de Sancho IV, siendo práctica común en adelante.

Concluyo este apartado indicando que resulta bastante significativo el hecho de que no haya ningún clérigo ejerciendo estos cargos de cancillería durante el reinado de Pedro I. La razón podría encontrarse en una decisión premeditada del rey, como ocurrió con los consejeros reales. Esto ayudaría a explicar en parte el por qué la alta clerecía castellana se pasó mayoritariamente al bando de Enrique II tras 1366[13].

1.3. Notario real y secretario

El cargo de notario real tuvo una evolución similar a la de canciller: diversificación en paralelo con las conquistas. El número de clérigos que ejercieron este tipo de cargo es 51, si bien hay que tener presente que, a partir de principios del siglo XV, a finales del reinado de Enrique III aparece un nuevo cargo, el secretario real, que sustituirá al notario.

 

 

Se puede observar una cierta evolución - cursus honorum dentro de la administración - para aquellos prelados que ocuparon el cargo de notario mayor de alguna de las regiones administrativas y acabaron ejerciendo el de canciller mayor (destacados en la Tabla 3).

El primer cargo de notario real ocupado por un eclesiástico de la alta jerarquía aparece solamente a partir de 1250, en los últimos años del reinado de Fernando III, siendo todos los restantes canónigos, arcedianos, frailes o clérigos, a excepción de Domingo, abad de Valladolid. Con su hijo, Alfonso X, los prelados empiezan a desempeñar con asiduidad los cargos de notario mayor de Castilla, notario mayor de León y notario mayor de Andalucía.

Como ya se comentó anteriormente, existe solo un caso de un prelado que ocupara los tres cargos al mismo tiempo, también entre 1290 y 1295, como ocurrió con el cargo de canciller. En este caso, se trató de Martín, obispo de Astorga, en la época de Sancho IV. Se podría conjeturar una cierta intencionalidad del rey por centralizar la administración real, precisamente después de las disputas con su padre y la hipótesis de cercenar el reino para favorecer a los hijos del fallecido heredero al trono y hermano de Sancho IV, Fernando de la Cerda[14]. No obstante, al no haber datos concluyentes, queda en simple posibilidad, puesto que, tras la muerte del rey en 1295, esos cargos vuelven a quedar separados territorialmente.

Otros cargos de notario que han sido desempeñados por eclesiásticos son los de notario de la Cámara Real (durante los reinados de Alfonso X y Sancho IV), notario mayor de latín (solamente durante el reinado de Pedro I) y notario mayor de los privilegios rodados (con Enrique II y Enrique III).

Estrechamente ligado al cargo de notario se encuentra el de secretario, que aparece por primera vez en la cancillería regia, para eclesiásticos, en 1403. No hay un motivo claro, pero podría intuirse que ese cambio se produce por una cuestión semántica, ya que se generaliza el término “notario” para todos aquellos que ejercen funciones de redacción de documentos legales, desde el ámbito de la ciudad y los gremios hasta instancias más superiores como cortes de nobles o eclesiásticas. En cambio, el “secretario” se circunscribiría a la estricta esfera de la monarquía.

Se recogen 10 personajes que desempeñaron esa función, no siendo ninguno de ellos un miembro del alto clero (clérigos simples, canónigos catedralicios o arcedianos). Parecen trabajar varios al mismo tiempo y, en época de Juan II, suelen compaginar este cargo con el de embajador y de capellán real.

 

 

1.4. Iussor y escribano

Como se comentó anteriormente, la función de iussor es un apelativo que, recientemente, la Marina Kleine[15] ha utilizado, con mucho criterio, para denominar a aquel que transmite la orden regia para que sea transformada en texto escrito. Esa transformación es la que corre a cargo de los escribanos. No está clara la asignación de tareas entre iussores, notarios, cancilleres y escribanos, por lo menos en los primeros reinados en León y Castilla hasta Alfonso X, pudiéndonos encontrar con textos redactados o “mandados hacer” por alguno de estos perfiles indistintamente. Se puede, además, evidenciar el recorrido curricular de algunos de ellos pues van subiendo en el escalafón de iussores a notarios y de ahí, en el caso solamente de Gonzalo, abad de Arbás, a canciller. Sí parece claro que los clérigos que desempeñaban esta función de iussor dejaron de hacerlo tras el reinado de Alfonso XI.

Para el caso de los escribanos, queda también patente que fueron muy pocos los clérigos implicados en esa tarea (solamente 2 y en los primeros reinados), no volviendo a aparecer después. Se ha optado por incluir a un clérigo denominado letrado pues se considera que su función era muy semejante a la de los escribanos.

 

 

1.5. Otros cargos

Para terminar esta exposición de eclesiásticos en el servicio de la administración real, es necesario hacer referencia a otros cargos que han ocupado a lo largo del período estudiado, si bien no con continuidad ni con tanta presencia. En primer lugar, nos referiremos al cargo de pesquisador, es decir, aquel al que el rey le encarga dirimir una cuestión concreta, como un pleito, una delimitación de lindes o una cuestión de jurisdicciones. Como se puede observar por los años de desempeño, no es una función continuada en el tiempo, sino circunstancial y, solo en un caso, repite la misma persona. Es una tarea que fue encargada a clérigos más profusamente en los reinados de Fernando III y su nieto, y mucho más esporádicamente en el resto, hasta ir siendo sustituido por un cargo mucho más orgánico, estable y atinente a las cuestiones judiciales como el de oidor de la Real Audiencia, que se verá a continuación. Por último, comentar que prácticamente no aparecen nada más que 2 clérigos de alto rango (obispos): uno en 1314, siendo la siguiente aparición precisamente la última, ya en 1379 y en concomitancia con la articulación de los oidores.

 

 

Es más que probable que, en la articulación del estado que se va haciendo necesaria a lo largo del siglo XIV, la monarquía prefiriera estructurar la gestión de la justicia ordinaria con la creación del cargo de los oidores de la Real Audiencia[16]. La administración de justicia deja entonces de ser algo esporádico y de competencia exclusiva del monarca, para articularse en un organismo como la Real Audiencia que actúa en nombre del rey, pero requiriéndolo solamente para refrendar sentencias o ser la última instancia. Cabe el honor de incorporar a clérigos en esta nueva tarea a Pedro I, aunque solo fuera una vez. Posteriormente, serán los Trastámara quienes generalicen este cargo, con la presencia de dos o más oidores al mismo tiempo y los estabilicen en el tiempo.

 

 

Ni qué decir tiene que el cargo de embajador fue ampliamente ejercido por clérigos desde los inicios del período[17], si bien no hay constancia documental para los reinados de las monarquías leonesas y castellanas antes de la unión. Por sus conocimientos de latín, lengua franca de la época, y las posibilidades de conexiones con clérigos de otros reinos europeos, la profusa presencia de religiosos en la siguiente tabla no es de extrañar, llegando al número de 66. No hay constancia de clérigos como embajadores únicamente para los reinados de Fernando IV, Alfonso XI y Enrique II. Por contrapartida, la presencia de 51 clérigos como embajadores solamente en el reinado de Juan II tiene una explicación lógica: es en ese momento que se producen los sucesivos concilios de Pisa, Constanza, Siena y Basilea para acabar con el Cisma de Occidente[18].

 

 

Existe otra figura, calificada por la documentación como emisario o procurador, que tendría la misma potestad plena que un embajador, pero sin salir del territorio. Está relacionado principalmente con las reuniones que se producen entre embajadores de otros reinos o estados, o con reuniones entre grupos de poder, que buscan solucionar un conflicto o problema. Estas figuras representan al rey en las negociaciones, pero sin estar presente el mismo, bien por ser un asunto no excesivamente importante, bien para salvaguardar su seguridad. Las veces que los clérigos han desempeñado esta función es mucho menor, con un total de 12. Hay reinados que no cuentan con ninguno y otros, como los de Alfonso X o Juan II que sí contaron con hasta tres y cuatro clérigos. Cabe terminar resaltando que la vinculación entre embajadores y procuradores es más bien escasa, contándose únicamente con dos clérigos que ejercieron ambas funciones.

 

 

Entrando ya en la categoría de cargos más relacionados con la gestión administrativa de cuestiones más territoriales como la hacienda o la guerra, donde el cargo se suele desempeñar ya lejos de la corte, se debe comentar en primer lugar el cargo de adelantado mayor[19]. Dadas las características principalmente militares que implica, los adelantados mayores de la Frontera, de Murcia o de Galicia, han recaído - cuando están en manos de religiosos - en maestres de las órdenes militares.

Como se puede observar en la tabla, no fueron muchos (6) ni tampoco en todos los reinados. De hecho, el primero no aparece hasta el siglo XIV, con Fernando IV, época en la que también aparece el último, con Juan I. Ningún maestre o prior ocupó el cargo de adelantado mayor de Castilla, de León o de Andalucía, siendo principalmente destinados a las zonas “calientes” como la frontera o Murcia, con la excepción de Galicia, si bien, en plena guerra entre Enrique II y Pedro I.

 

 

Cabe añadir a esta lista unas definiciones de funciones en la documentación, que, si bien sin especificar un título concreto, podrían asociarse a la función del adelantado mayor, por tratarse de asuntos militares. Se trata de estos puestos:

Otro cargo que está a mitad de camino entre el ámbito de la justicia y el de la administración territorial es el merino. Clérigos ejerciendo esta función son solamente 3, ya que el cargo de merino recayó desde temprano entre los miembros de la nobleza.

 

 

Algunos religiosos más (6) desempeñaron la función de colector de rentas, cargo estrechamente vinculado a la hacienda real. Cabe destacar que solamente actuaron bajo los reinados de Sancho IV y Fernando IV, nunca tratándose de altos prelados.

 

 

Hay un puesto administrativo, que solo tuvo vigencia en el reinado de Alfonso X y que atañe de lleno al asunto del reparto de las nuevas tierras conquistadas en Andalucía principalmente. En la documentación aparece como partidor, que es el término que hemos preferido conservar. Estos son los 5 clérigos que actuaron como tales:

 

 

2. Clérigos en la esfera doméstica de la monarquía: cargos y funciones

2.1. El confesor real

En lo concerniente al servicio doméstico en la casa real, también aquí encontraremos una amplia gama de cargos y funciones, con la especificidad de que algunos de ellos son competencia exclusiva de la clerecía. Es lo que ocurre con el primero que se va a analizar: la figura del confesor real. El conocimiento sobre esta importantísima e influyente figura ha tenido un cierto auge en las últimas décadas[20], si bien sigue siendo un cargo poco estudiado. Cierto es que el carácter secreto y reservado de sus deliberaciones con el monarca, reina o los infantes impide poder esclarecer con seguridad qué papel jugó en la toma de decisiones de cariz político. 19 son los confesores identificados hasta ahora, aunque nada menos que 14 pertenecen a la época de Juan II. Esto, obviamente, no quiere decir que antes no hubiera confesores, sino que estos personajes difícilmente aparecen en la documentación producida por las cancillerías reales. Se sabe que cada miembro de la casa real (rey, reina, infantes y herederos) tenía su propio confesor.

El motivo para que no aparezca claramente puede deberse a que esté implícita su función en otras categorías, como el clérigo del rey, testamentero o incluso consejero o canciller, dependiendo de la época. Dado que no es el objetivo de este estudio averiguar la causa de este asunto, pasaremos a enumerar la lista de los confesores:

 

 

2.2. El capellán real y el clérigo del rey

Un cargo que perdura en el tiempo es el de capellán real[21]. Desde los primeros reinados por separado de León y Castilla - con la excepción de Alfonso VIII -, al principio del período objeto de estudio, hasta Juan II, quien fomentó notablemente la estructuración de la Capilla Real, encontramos nada menos que 123 clérigos ocupando esta función. Cabe indicar, a la vista de la evolución del cargo, una tendencia a la “honorificación”, ya que si para Alfonso X el capellán del rey estaba equiparado con el canciller en lo alto de la jerarquía administrativa del reino[22], posteriormente encontramos que Enrique II estipuló en 1366 que todos los abades de monasterios de patronato regio fueran reconocidos automáticamente como capellanes reales[23]. Cabe comentar, además, que el arzobispo de Santiago de Compostela fue designado casi siempre como capellán mayor del rey desde Fernando IV en adelante, confirmando esta hipótesis del cargo honorífico.

 

 

En consonancia con el cargo anterior, existe un puesto dentro de la esfera doméstica que estaría más estrechamente vinculado con el asesoramiento espiritual - y por lo tanto también temporal - a los monarcas: el clérigo del rey. Su vinculación es más estrecha y personal pues están continuamente en la corte, a diferencia de los capellanes, cuya presencia ante el monarca es requerida muchas veces solo para eventos especiales. Como se comentó anteriormente, podría pensarse que estos clérigos del rey también habrían ejercido la función de confesores, ya que su presencia en la documentación se remonta al principio del período estudiado y desaparecen con Enrique II, precisamente el momento en que el capellán real aumenta en número y en presencia. Del por qué no hay constancia con Fernando III no hay una respuesta clara, pudiendo ser que el capellán ya incluía esta figura o que otros clérigos con otros cargos la desempeñaran. De cualquier forma, el número total es de 40.

 

 

Cabe hacer un inciso, antes de continuar, para aclarar que existieron otros cargos vinculados con la esfera doméstica de la casa real y su faceta religiosa, como los limosneros, cantores, organistas, etc. Sin embargo, dado que no aparecen explícitamente en la documentación de cancillería, se decidió no incluirlos entre los listados[24].

2.3. Otros cargos

Muchas veces, los eclesiásticos que desempeñan el papel de testamentarios tienen una relevancia mayor que otras posiciones teóricamente más altas, incluso en casos en que los clérigos no hayan ejercido ningún cargo en el servicio regio administrativo o doméstico. Son aquellos en los que es depositado el mandato regio y son los veladores de que se cumpla. No obstante, se encuentran en esta categoría solamente 11 clérigos, siendo los reyes que confiaron en ellos Alfonso VIII de Castilla, Alfonso X y Enrique III.

 

 

Un cargo relevante dentro de la esfera doméstica de la monarquía, más por su impacto en el futuro que en el presente, es el de ayo o maestro, es decir, el encargado de la educación y formación de los príncipes. En la documentación, sin embargo, aparecen mencionados explícitamente, como cargo reconocido, muy pocas veces, encontrándose entre los clérigos que desempeñaron esta función los cinco siguientes:

 

 

También muy cercanos a la vida cotidiana de los monarcas y la familia real se encuentran los mayordomos mayores[25], quienes, prácticamente desde Sancho IV en adelante, fueron únicamente maestres y priores de órdenes militares, quizá debido a la intrínseca función derivada de servir de guardia personal del rey. De cualquier forma, los reyes Trastámara optaron por la nobleza para este cargo.

 

 

Otros cargos también vinculados a la gestión cotidiana de la casa real son los de despensero mayor, camarero mayor o médico. Dado que solamente hay un clérigo para cada uno de estos cargos recogidos en la documentación, los presentamos todos juntos, incluyendo un colaborador del rey y un servicio regio, cuya función no queda clara, aunque se intuye que tiene que ver con esa ayuda diaria en la casa del rey.

 

 

3. Conclusiones

Dadas la extensión del artículo y el objetivo último - que era la presentación de los resultados, distribuidos por listas, del análisis documental - las conclusiones serán breves. No obstante, antes de ir a ellas, cabe destacar un dato más que sirve para contextualizar toda esta información. Hay documentos, principalmente catedralicios y pontificios, y otro tipo de fuentes, como las crónicas, que evidencian que las decisiones políticas tomadas por clérigos en momentos especialmente delicados - como la pugna entre Alfonso X y su hijo Sancho, o Pedro I contra su hermanastro Enrique - jugaron un papel crucial, a pesar de no tener un cargo específico asignado, o aparecer ocupando un cargo menor. Esto no queda reflejado en la documentación de cancillería, por lo que remitimos a futuros estudios sobre el tema[26].

A esto habría que sumar toda la información concerniente a los beneficios y privilegios que la Corona otorgó a determinados clérigos y/o a comunidades de clérigos (cabildos catedralicios y monasterios), que puede ser consultada en la página web del proyecto DEGRUPE, pero que se ha decidido no incluir en este trabajo por necesitar de un estudio separado y detallado.

Dicho esto, una primera conclusión es que la presencia de eclesiásticos en las esferas doméstica y administrativa de la Corona es constante y significativa. Muchos de ellos desempeñan más de una función dentro del sistema de gestión del reino, o bien van ocupando cargos de mayor responsabilidad, a la par que van ascendiendo en el escalafón interno de la Iglesia. Es evidente que algunos de ellos llegan a puestos como el de arzobispo de Toledo o Sevilla, precisamente por el servicio al rey, aunque también hay ejemplos de prelados elegidos por los papas que colaborarán estrechamente con los monarcas. Lo que sí está claro es que no hay Iglesia sin monarquía, ni mucho menos monarquía sin Iglesia.

Trazar las carreras eclesiásticas y políticas de cada uno de los clérigos mencionados en las listas que se han visto será tarea de un trabajo posterior, que podrá especificar de qué manera influyen la una en la otra y de qué manera los monarcas han usado o aprovechado los conocimientos de los clérigos. Sirva, de todas formas, como dato interesante el hecho de que los clérigos que quizá más influencia han ejercido sobre los monarcas, como es el caso de los confesores y clérigos del rey raramente han ocupado otros puestos en la administración o la esfera doméstica (4 de 18 en el primer caso; 9 de 40 en el segundo). En cambio, otros cargos como el de consejero, canciller, notario, secretario u oidor presentan una tasa de más del 50% de compaginar y/o evolucionar a otros cargos. Se podría concluir, por lo tanto, en un primer momento, que los clérigos que desempeñan su función en el ámbito de la administración del reino y de la cancillería real - entendida en sentido amplio como el conjunto de cargos que redactan o mandan redactar documentos regios y/o se ocupan de la administración de justicia - tienden a ocupar otros cargos, mientras que los que pertenecen a la esfera doméstica suelen entrar y salir del foco político sin interaccionar con otras parcelas de la gestión del reino.

Cabe terminar con unas palabras de invitación a la comunidad científica para utilizar de la mejor manera que consideren los datos que aquí se presentan, esperando que puedan, además, verse incrementados con otros estudios sobre otros reinos - para realizar comparaciones - y otras cancillerías como las catedralicias, monásticas o pontificias - para ampliar la información prosopográfica -, y completar así el cuadro general de la participación de los clérigos en la construcción y consolidación de las monarquías modernas.

 

BIBLIOGRAFÍA

Fuentes escritas:

Archivo Histórico Nacional, Clero-Secular Regular, c. 313, n. 19.

Fuentes impresas:

ALFONSO X - Las Siete Partidas. SÁNCHEZ-ARCILLA BERNAL, José (ed.). Madrid: Reus, 2004.         [ Links ]

Estudios:

ÁLVAREZ PALENZUELA, Vicente Ángel - “Iglesia y monarquía en el reinado de Fernando II”. in San Martino de León: ponencias del I Congreso Internacional sobre San Martino en el VIII centenario de su obra literaria. León: Isidoriana, 1987, pp. 133-152.         [ Links ]         [ Links ]

ARQUERO CABALLERO, Guillermo Fernando - El confesor real en la Castilla de los Trastámara: 1366-1504. Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2016. Tesis Doctoral.

AYALA MARTÍNEZ, Carlos de - “Alfonso VIII y la iglesia de su reino”. in LÓPEZ OJEDA, Esther - 1212, un año, un reinado, un tiempo de despegue. Nájera: Instituto de Estudios Riojanos, 2013, pp. 237-296.         [ Links ]

CAÑAS GÁLVEZ, Francisco de Paula - “La Casa de Juan I de Castilla: aspectos domésticos y ámbitos privados de la realeza castellana a finales del siglo XIV (ca. 1370-1390)”. En la España Medieval 34 (2011), pp. 133-180.         [ Links ]

DÍAZ IBÁÑEZ, Jorge - “Fernando III, Inocencio IV y los fundamentos de la soberanía regia sobre la iglesia en la corona de Castilla”. in Fernando III y su tiempo (1201-1252). Madrid: Fundación Sánchez Albornoz, 2003, pp. 323-342.         [ Links ]

DÍAZ MARCILLA, Francisco José - “Lealtades y deslealtades eclesiásticas durante la cuestión sucesoria entre Alfonso X y Sancho IV (1282-1284)”. Edad Media. Revista de Historia 18 (2017), pp. 177-206.         [ Links ]

DIOS, Salustiano de - El consejo real de Castilla (1385-1522). Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1982.         [ Links ]

GARCÍA MARÍA, José María - El oficio público en Castilla durante la Baja Edad Media. Madrid: Instituto Nacional de la Administración Pública, 1987.         [ Links ]

KLEINE, Marina - “Para la guarda de la poridad, del cuerpo y de la tierra del rey: los oficiales reales y la organización de la corte de Alfonso X”. Historia, Instituciones, Documentos 35 (2008), pp. 229-240.         [ Links ]

KLEINE, Marina - La cancillería real de Alfonso X. Sevilla: Editorial de la Universidad de Sevilla, 2015.         [ Links ]

NIETO SORIA, José Manuel - “Iglesia y orígenes del Estado moderno en la Castilla Tratámara”. Espacio, Tiempo y Forma. Serie III: Historia Medieval 4 (1991), pp. 137-160.         [ Links ]

NIETO SORIA, José Manuel - Iglesia y génesis del estado moderno en Castilla (1369-1480). Madrid: Editorial Complutense, 1993.         [ Links ]

NOGALES RINCÓN, David - La representación religiosa de la monarquía Castellano-leonesa: la Capilla Real (1252-1504). Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2009.         [ Links ]

ORTUÑO SÁNCHEZ-PEDREÑO, José María - El Adelantado de la Corona de Castilla. Murcia: EDITUM, 1993.         [ Links ]

OSTOLAZA ELIZONDO, María Isabel - “La cancillería y otros organismos de expedición de documentos durante el reinado de Alfonso XI (1312-1350)”. Anuario de Estudios Medievales 16 (1986), pp. 147-226.         [ Links ]

PASCUAL MARTÍNEZ, Lope - “Notas para un estudio de la cancillería castellana en el siglo XIV: la cancillería de Pedro I (1350-1369)”. Miscelánea Medieval Murciana 5 (1980), pp. 189-243.         [ Links ]

SALAZAR Y ACHA, Jaime de - “La cancillería real en la Corona de Castilla”. in SARASA SÁNCHEZ, Esteban - Monarquía, crónicas, archivos y cancillerías en los reinos hispano-cristianos: siglos XIII-XV. Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 2014, pp. 309-324.         [ Links ]

SALAZAR Y CASTRO, Luis - Historia genealógica de la Casa de Lara. Vol. 1. Madrid: Imprenta Real, 1697.         [ Links ]

SÁNCHEZ BELDA, Luis - “La cancillería castellana durante el reinado de Sancho IV (1284-1295)”. Anuario de Historia del Derecho Español 21-22 (1951-1952), pp. 171-223.         [ Links ]

SÁNCHEZ HERRERO, José - “Los obispos castellanos y su participación en el gobierno de Castilla, 1350-1406”. in RUCQUOI, Adeline - Realidad e imágenes del poder. España a fines de la Edad Media. Valladolid: Universidad de Valladolid, 1988, pp. 85-113.         [ Links ]

TORRES SANZ, David - La administración central castellana en la Baja Edad Media. Valladolid: Universidad de Valladolid, 1982.         [ Links ]

VEAS ARTESEROS, Francisco de Asís; VEAS ARTESEROS, María del Carmen - “Alférez y mayordomo real en el siglo XIII”. Miscelánea medieval murciana 13 (1986), pp. 29-48.         [ Links ]

VILLARROEL GONZÁLEZ, Óscar - Las relaciones monarquía - iglesia en época de Juan II de Castilla (1406-1454). Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2006. Tesis Doctoral.         [ Links ]

 

Como citar este artigo | How to quote this article:

DÍAZ MARCILLA, Francisco José - “Clérigos al servicio de las Coronas de León y Castilla: administración y esfera doméstica (siglos XII-XV)”. Medievalista 28 (Julho - Dezembro 2020), pp. 133-189. Disponível em https://medievalista.iem.fcsh.unl.pt.

 

Data recepção do artigo / Received for publication: 7 de Fevereiro de 2020

Data aceitação do artigo / Accepted in revised form: 27 de Abril de 2020

 

[*] Este trabalho é financiado por fundos nacionais através da FCT - Fundação para a Ciência e a Tecnologia, I.P., no âmbito da celebração do contrato-programa previsto nos números 4, 5 e 6 do art. 23.º do D.L. n.º 57/2016, de 29 de agosto, alterado pela Lei n.º 57/2017, de 19 de julho.

[1] Cabe comentar, a modo de aclaración, que el proyecto analizó también perfiles de eclesiásticos vinculados con la Corona para los reinos de Portugal (trabajo prácticamente completado), Navarra y Aragón (ambos trabajados parcialmente). Tanto estos perfiles como los que van a ser presentados en este artículo - así como la información más específica de cada uno que, por motivos de espacio, no se incluirá aquí - pueden ser consultados y estudiados en la base de datos del proyecto DEGRUPE: https://medievalista.iem.fcsh.unl.pt. Un agradecimiento especial va para el Prof. Óscar Villarroel (UCM).

[2] Remitimos a los siguientes trabajos, entre los muchos posibles, por responder a criterios de mayor amplitud y sistematización: GARCÍA MARÍA, José María - El oficio público en Castilla durante la Baja Edad Media. Madrid: Instituto Nacional de la Administración Pública, 1987; TORRES SANZ, David - La administración central castellana en la Baja Edad Media. Valladolid: Universidad de Valladolid, 1982; ÁLVAREZ PALENZUELA, Vicente Ángel - “Iglesia y monarquía en el reinado de Fernando II”. in San Martino de León: ponencias del I Congreso Internacional sobre San Martino en el VIII centenario de su obra literaria. León: Isidoriana, 1987, pp. 133-152; AYALA MARTÍNEZ, Carlos de - “Alfonso VIII y la iglesia de su reino”. in LÓPEZ OJEDA, Esther - 1212, un año, un reinado, un tiempo de despegue. Nájera: Instituto de Estudios Riojanos, 2013, pp. 237-296; DÍAZ IBÁÑEZ, Jorge - “Fernando III, Inocencio IV y los fundamentos de la soberanía regia sobre la iglesia en la corona de Castilla”. in Fernando III y su tiempo (1201-1252). Madrid: Fundación Sánchez Albornoz, 2003, pp. 323-342; KLEINE, Marina - La cancillería real de Alfonso X. Sevilla: Editorial de la Universidad de Sevilla, 2015; SÁNCHEZ BELDA, Luis - “La cancillería castellana durante el reinado de Sancho IV (1284-1295)”. Anuario de Historia del Derecho Español 21-22 (1951-1952), pp. 171-223; OSTOLAZA ELIZONDO, María Isabel - “La cancillería y otros organismos de expedición de documentos durante el reinado de Alfonso XI (1312-1350)”. Anuario de Estudios Medievales 16 (1986), pp. 147-226; PASCUAL MARTÍNEZ, Lope - “Notas para un estudio de la cancillería castellana en el siglo XIV: la cancillería de Pedro I (1350-1369)”. Miscelánea Medieval Murciana 5 (1980), pp. 189-243; SÁNCHEZ HERRERO, José - “Los obispos castellanos y su participación en el gobierno de Castilla, 1350-1406”. in RUCQUOI, Adeline - Realidad e imágenes del poder. España a fines de la Edad Media. Valladolid: Universidad de Valladolid, 1988, pp. 85-113; NIETO SORIA, José Manuel - Iglesia y génesis del estado moderno en Castilla (1369-1480). Madrid: Editorial Complutense, 1993; VILLARROEL GONZÁLEZ, Óscar - Las relaciones monarquía - iglesia en época de Juan II de Castilla (1406-1454). Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2006. Tesis Doctoral.

[3] Para aligerar el artículo de referencias, invitamos a los investigadores a utilizar la base de datos del proyecto DEGRUPE (ver nota 1), pues en ella encontrarán toda la bibliografía y la documentación utilizada, de la cual se han obtenido los datos y fechas que aquí se exponen. Valga esta información para el resto de los perfiles que serán analizados.

[4] Si bien no cubre todo el período objeto de análisis, cabe consultar la obra de DIOS, Salustiano de - El consejo real de Castilla (1385-1522). Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1982.

[5] Como fue el caso de Juan, obispo de Sigüenza, cuando es presentado al cabildo de Sevilla por Enrique III para que fuera elegido arzobispo en 1401. Archivo de la Catedral de Sevilla, Fondo Histórico General, c. 185, d. 7/4.

[6] KLEINE, Marina - La cancillería real de Alfonso X …, pp. 52-57.

[7] SALAZAR Y ACHA, Jaime de - “La cancillería real en la Corona de Castilla”. in SARASA SÁNCHEZ, Esteban - Monarquía, crónicas, archivos y cancillerías en los reinos hispano-cristianos: siglos XIII-XV. Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 2014, p. 313.

[8] SALAZAR Y ACHA, Jaime de - “La cancillería real en la Corona de Castilla” …, pp. 311-312. El autor comparte la opinión de que es por influencia ultrapirenaica, ya que Alfonso VII, al ser designado emperador, optó por ampliar la estructura burocrática copiando la del Sacro Imperio para adaptarse mejor a las nuevas necesidades de gobierno.

[9] Esta es la opinión que ya formuló en el siglo XVII SALAZAR Y CASTRO, Luis - Historia genealógica de la Casa de Lara. Vol. 1. Madrid: Imprenta Real, 1697,p. 13, y que han seguido hasta hoy muchos investigadores. Ciertamente, muchos arzobispos de Santiago o Toledo no han participado activamente en las cancillerías regias, pero afirmar que todos no lo hicieron sería excesivo, ya que ejemplos como los de Gonzalo García Gudiel o Pablo de Santa María, lo desmentiría.

[10] No es tarea de este estudio entrar a analizar cuestiones más problemáticas, pero cabe indicar que se piensa que la mención “domini regis chancellarius” - que se encuentra en la documentación de los reinados de Fernando II y Alfonso IX de León, y Alfonso VIII y Fernando III de Castilla - sería indicativo de un canciller específico cercano al monarca y verdadero ejecutor de las órdenes reales, existiendo por tanto desde antes.

[11] ALFONSO X - Las Siete Partidas. SÁNCHEZ-ARCILLA BERNAL, José (ed.). Madrid: Reus, 2004. La cita, siguiendo la nomenclatura al uso, en Partidas II, 9, 4.

[12] Así lo comentan las crónicas de la época. SALAZAR Y ACHA, Jaime de - “La cancillería real en la Corona de Castilla” …, pp. 313-314.

[13]NIETO SORIA, José Manuel - “Iglesia y orígenes del Estado moderno en la Castilla Tratámara”. Espacio, Tiempo y Forma. Serie III: Historia Medieval 4 (1991), p. 143.

[14] DÍAZ MARCILLA, Francisco José - “Lealtades y deslealtades eclesiásticas durante la cuestión sucesoria entre Alfonso X y Sancho IV (1282-1284)”. Edad Media. Revista de Historia 18 (2017), p. 200.

[15] KLEINE, Marina - La cancillería real de Alfonso X …, pp. 58-66.

[16] DÍAZ MARTÍN, Luis Vicente - “Sobre los orígenes de la Real Audiencia”. Historia, Instituciones, Documentos 21 (1994), pp. 125-308.

[17] Una aproximación general en VIGIL MONTES, Néstor - “Cuestiones metodológicas acerca del rol de los eclesiásticos en la formación de la diplomacia de las monarquías europeas en la Baja Edad Media”. Vegueta 18 (2018), pp. 403-423.

[18] VILLARROEL GONZÁLEZ, Óscar - “Eclesiásticos en la diplomacia castellana en el siglo XV”. Anuario de Estudios Medievales 40/2 (2010), pp. 791-819.

[19] ORTUÑO SÁNCHEZ-PEDREÑO, José María - El Adelantado de la Corona de Castilla. Murcia: EDITUM, 1993.

[20] ARQUERO CABALLERO, Guillermo Fernando - El confesor real en la Castilla de los Trastámara: 1366-1504. Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2016. Tesis Doctoral.

[21] Uno de los estudios más completos en: NOGALES RINCÓN, David - La representación religiosa de la monarquía Castellano-leonesa: la Capilla Real (1252-1504). Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2009.

[22] KLEINE, Marina - “Para la guarda de la poridad, del cuerpo y de la tierra del rey: los oficiales reales y la organización de la corte de Alfonso X”. Historia, Instituciones, Documentos 35 (2008), pp. 236-237.

[23] Archivo Histórico Nacional, Clero-Secular Regular, c. 313, n. 19.

[24] Remitimos en este sentido a CAÑAS GÁLVEZ, Francisco de Paula - “La Casa de Juan I de Castilla: aspectos domésticos y ámbitos privados de la realeza castellana a finales del siglo XIV (ca. 1370-1390)”. En la España Medieval 34 (2011), pp. 133-180.

[25] Para una panorámica general del cargo: VEAS ARTESEROS, Francisco de Asís; VEAS ARTESEROS, María del Carmen - “Alférez y mayordomo real en el siglo XIII”. Miscelánea medieval murciana 13 (1986), pp. 29-48.

[26] El autor de este artículo ha desarrollado durante tres años un estudio sistemático sobre la presencia de clérigos en las crónicas oficiales de los reinos de Castilla, Portugal, Aragón y Navarra durante el período de la Guerra de los Cien Años. Aunque todavía se está trabajando en futuras publicaciones que den a la luz más datos, sirva como ejemplo este estudio: DÍAZ MARCILLA, Francisco José - “El período aviñonés y el Cisma como trasfondo de los conflictos internos en la cristiandad: una perspectiva desde la narrativa historiográfica (1309-1417)”. in ARAUS BALLESTEROS, Luis; PRIETO SAYAGÜÉS, Juan Antonio (eds.) - Las tres religiones en la Baja Edad Media peninsular. Espacios, percepciones y manifestaciones. Madrid: La Ergástula, 2018, pp. 187-202.

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons