SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.14 número2Pobreza urbana y apropiación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en México"We need to find a revenue model": Data journalists' perceptions on the challenges of practicing data journalism in India índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Observatorio (OBS*)

versión On-line ISSN 1646-5954

OBS* vol.14 no.2 Lisboa mar. 2020

https://doi.org/10.15847/obsOBS14220201560 

Interés y participación política de los preuniversitarios madrileños en el nuevo escenario político

 

Interest and political participation of Madrid's pre-university students in the new political scenario

 

 

Eva Aladro Vico*, Paula Requeijo Rey*

*Complutense University, Madrid

 

 

RESUMEN

Este artículo investiga el interés y la participación política de los preuniversitarios madrileños en el nuevo escenario político español. Se desarrolla una amplia revisión bibliográfica de estudios internacionales y nacionales. Se analizan también los resultados de una encuesta en la que participaron 250 preuniversitarios madrileños. Los resultados del estudio revelan que la valoración de los partidos y los líderes por parte de los preuniversitarios es muy baja. Sin embargo, el interés por la política y la valoración del voto son muy altos. Además, los mecanismos no convencionales de participación política como los movimientos sociales, las huelgas, las manifestaciones y las RRSS obtienen un importante apoyo. Los jóvenes se informan de política, sobre todo, a través de diarios digitales, televisiones y redes sociales. El trabajo concluye que los preuniversitarios madrileños tienen interés por la política pero sienten desafección hacia los partidos y sus líderes. El distanciamiento y rechazo se dirige al funcionamiento de la democracia, no a la democracia en sí misma. Es urgente renovar y regenerar las estructuras políticas convencionales para reconectar con este colectivo.

Palabras clave: interés; participación política; preuniversitarios; nuevo escenario político; España; Madrid. 

 

 

ABSTRACT

This paper investigates the interest and political participation of Madrid pre-university students in the new political Spanish scenario. A wide bibliographic review of international and national studies is developed. The results of a survey involving 250 pre-university students in Madrid is also are analyzed. The study results reveal that support of parties and leaders is very low. However, the interest in politics and the evaluation of the vote are very high. Besides, unconventional mechanisms such as social movements, strikes, demonstrations and the social networks achieve an important support. Young people get informed about politics through digital newspapers, televisions and social networks. The paper concludes that Madrid's pre-university students have interest in politics but they feel disaffection towards parties and their leaders. The distancing and rejection is directed to the functioning of democracy, not to democracy itself. It is urgent to renew and regenerate the conventional political structures to reconnect with this group.

Keywords: interest; political participation; preuniversity students; new political scene; Spain; Madrid.

 

 

Introducción

España está inmersa desde hace aproximadamente siete años en un nuevo escenario político. Las movilizaciones masivas del año 2011, el fin del bipartidismo y el auge de tres nuevas formaciones que cuentan con una amplia representación en los distintos niveles políticos: local, regional y estatal, son fruto de una quíntuple crisis que los jóvenes se han esforzado por visibilizar y combatir.

La crisis económica, política, institucional y de liderazgo (Aladro y Requeijo, 2018) que estalló en el año 2008, sumada a la de valores, dio lugar a numerosas acciones que cobran fuerza en 2011 impulsadas por colectivos como Juventud Sin Futuro, Democracia Real Ya, las asambleas universitarias o el movimiento 15-M. Su objetivo era visibilizar la precariedad que afecta a la mayoría de la sociedad en general y a los jóvenes en particular, así como proponer soluciones y exigir al poder político que las implantara.

En este sentido, hay autores que apuntan que el ciberactivismo, las manifestaciones, el voluntariado y la acción colectiva en relación con una determinada causa, reflejan el alto interés y participación política de los jóvenes, tanto en España (Espinar-Ruiz y González-Río, 2015; Almansa-Martínez, 2016;  Benedicto et al. 2016; Monge 2016) como en otras democracias capitalistas similares (Faas 2007; Cárdenas et al, 2007; Sloam, 2013; 2014a; 2014b; 2016; Bennett, 2007). Sin embargo es importante señalar que estas acciones alternativas, al menos en el caso de Europa, las desarrollan mayoritariamente jóvenes con un título universitario. Estos "tienen entre dos y cuatro veces más probabilidades de participar en estas formas de política que aquellos que abandonaron la escuela sin una calificación formal” (Sloam, 2013, p. 6).

Por otro lado el voto es fundamental para la legitimidad de las democracias representativas y supone una de las formas de influencia y cambio político más igualitarias (McLeod et al. 1999, Anduiza y Bosch, 2004; Mateos y Moral, 2006; Beckman, 2009; Sánchez, 2016). Sin embargo éste y la afiliación a partidos, indicadores convencionales del interés y la participación política, son más bajos entre los jóvenes europeos que entre otros grupos de edad, y han ido disminuyendo en las últimas décadas (Patterson, 2002; Franklin 2004; Fieldhouse et al, 2007; Esser y De Vreese; 2007, Biezen et al, 2012; Camas, 2017a [1]). La razón está en la desafección hacia la clase política, los partidos y las instituciones. Estamos ante una crisis de la democracia representativa provocada por una "estructura institucional pensada para un contexto político muy diferente al actual", de hace más de un siglo (Anduiza y Bosch, 2004, p. 24). Este alejamiento "de la política tradicional" se debe a que "los jóvenes como grupo han sido cada vez más marginados de la política electoral" (Sloam, 2014a, p. 643).

En cualquier caso, es importante señalar que los bajos niveles de participación electoral y de afiliación de los jóvenes europeos no se corresponden con un bajo interés por la política. Numerosos autores señalan que este desinterés hacia los mecanismos tradicionales se combina con el interés y el uso de mecanismos no convencionales (Dalton, 1999; Fisher, 2012; Francés y Santacreu, 2014; Montero, Font y Torcal, 2006; Norris, 2004; Sola-Morales y Hernández-Santaolalla, 2017; Sloam, 2013). Los jóvenes que más emplean estos mecanismos de participación son los que cuentan con un alto nivel educativo (Sloam, 2014a).

En España en las elecciones generales del 20-D de 2015 y el 26-J de 2016, el voto joven se situó en un 66% y un 61% frente al 73% y el 70% de la media nacional y al 77% y el 79% del grupo de mayores de 55 años (Camas, 2017a) [2]. Lo mismo ocurrió en las elecciones del 28-A y el 10-N de 2019 de manera que, como apunta el politólogo Pablo Simón, este segmento cuenta habitualmente con unos niveles de participación que están alrededor de 12 o incluso 15 puntos por debajo del electorado promedio (2019).

La edad es también importante en lo que a preferencias políticas se refiere. Un tercio (30,4%) de los jóvenes de entre 18 y 24 años votó por Podemos y un 18,8% por Ciudadanos en las elecciones del 20-D de 2015. Sólo un 13,9% lo hizo por el Partido Popular mientras que un 15,4% se decantó por el Partido Socialista Obrero Español (en adelante nos referiremos a él a través de sus siglas como PSOE). Los resultados son similares si nos fijamos en la franja de voto que va de los 25 a los 34 años. Sin embargo, ocurre lo contrario si observamos al grupo de votantes de más edad, donde el Partido Popular logra la mitad de los apoyos (49,8%) y el PSOE una cuarta parte (25,9%) (Varela, 2017) [3].

Los jóvenes continuaron decantándose por Podemos y Ciudadanos en las elecciones generales de abril de 2019 (Llaneras, 2019) [4]. Sin embargo, estas elecciones trajeron consigo un cambio importante: el partido de derecha radical Vox, que nació a finales de 2013, logró por primera vez representación en el Congreso. La estrategia seguida por Vox en Redes Sociales como Instagram y su amplio número de seguidores en la misma ya preveían un apoyo importante de este segmento de votantes a la formación. De hecho es el partido más seguido en esta red social (481.803 seguidores) a mucha distancia del segundo, Podemos (210.967 seguidores), y cuadriplica las cifras de los otros tres: Ciudadanos (108.607 seguidores), Partido Popular (92.163 seguidores) y PSOE (86.751 seguidores).

Vox logró una parte importante de sus apoyos entre los más jóvenes si bien además de la variable de la edad el sexo también es determinante para entender el voto, en general, y el voto joven, en particular, a esta formación ya que los hombres lo eligen más que las mujeres (Carpio, 2019) [5]. En las últimas elecciones generales, las del 10N de 2019 en las que Ciudadanos se desplomó pasando de concentrar un 15,86% del total del voto a tan solo el 6,79% (García de Blas, 2019) [6], el partido más votado por los hombres menores de 30 años (el 19,4% del total) fue Vox seguido de cerca por Podemos (17,4%). Sin embargo, las cifras varían considerablemente si atendemos a las mujeres jóvenes menores de 30 años ya que sólo el 6,5% de ellas eligió a Vox frente al 12,5% que se decantó por Podemos. El partido más votado por este segmento fue el PSOE (24,7%) (Espartero, 2019) [7].  

Los jóvenes, por tanto, acuden menos que otros grupos a las urnas pero han constituido un importante caladero de votos para Podemos y Ciudadanos, primero, y para Vox, después, durante los últimos cuatro años. El perfil del votante de Podemos y Ciudadanos se completa con otros dos rasgos: además de joven es urbano y cuenta con estudios universitarios (Valero-Oteo, 2017). En torno a un 30% de los votantes de estas dos formaciones tiene estudios superiores siendo el porcentaje de Vox más bajo al situarse alrededor del 22% (Llaneras, 2019) [8].

Parte del futuro de estas tres formaciones está en manos de un colectivo con gran capacidad de generar conexiones mediante las tecnologías digitales yq un alto grado de competencia en los nuevos contextos de acción social (Sloam, 2017). Es también un colectivo con un interés político muy crítico (Benedicto et al., 2016) y, como tal, puede experimentar efectos "oscuros" (Bennett, 2012) derivando hacia el desencanto o la radicalización. En esta investigación que se enmarca en el Proyecto Europeo Artivism [9] nos preguntamos por el interés y la participación política de un segmento urbano de jóvenes que comienza sus estudios superiores y obtendrá su título universitario en unos años: los preuniversitarios madrileños.

 

Jóvenes, interés y participación política en las democracias capitalistas

Siguiendo a Colomer, entendemos la política como "una actividad humana fundamental que persigue el interés común de los miembros de una comunidad", es decir, "el bien público". Esta comunidad está integrada por grupos heterogéneos por lo que además de relaciones de "cooperación" habrá otras de "conflicto y competencia" (2009: XI-XII). En este sentido, el interés político abarca todo aquello que tiene relación con los temas de interés común: desde la actividad de las agrupaciones políticas tradicionales a las formas de acción social o ciudadana de más amplio alcance. Como apunta Amna (2012) nos referimos a valores, creencias, actitudes, sentimientos, conocimientos, habilidades y comportamientos asociados con situaciones fuera del ámbito familiar y los amigos, que pueden expresarse con actos en el ámbito público pero también de mercado, civil, personal o político.

La participación política integra mecanismos convencionales y no convencionales. En el primer grupo encontramos el voto y el posicionamiento ideológico. En el segundo, formas de protesta como manifestaciones, huelgas o el activismo a través de RRSS (Espinar Ruiz y González Río, 2015; Anduiza y Bosch, 2004). Atenderemos a todos ellos a la hora de reflexionar sobre el interés y la participación política de los jóvenes en diferentes democracias capitalistas como la de EEUU, algunos países de América Latina y Europa.  

Comenzamos por EEUU, donde está documentada una caída de la participación política de los jóvenes desde el comienzo del segundo milenio, hasta tal punto que Esser y De Vreese (2007) hablan de "erosión del voto juvenil", es decir, un proceso de desgaste que arranca a mediados del siglo XX. En 1972 estos autores constatan una participación del 55% de los jóvenes entre 18 y 24 años, en tanto que ya en 2004 la cifra se sitúa en un 46%. En su estudio comparativo entre EEUU y los países de la Unión Europea, confirman ya en 2007 lo que denominan una "desconexión de la vida pública" (2007) de los jóvenes tanto en América como en Europa, ligada con el consumo de nuevos medios, la mala situación económica y el surgimiento de nuevas formas de comunicación social en red.

En Europa el voto de los jóvenes experimenta en nuestros días un proceso de fragmentación generacional y descenso (Jaziri, 2017) [10]. Hay una tendencia de los jóvenes europeos a votar menos y cada vez menos a los partidos políticos tradicionales, conectando más con nuevos partidos e, incluso, con partidos marginales o radicales. La situación socio-económica es, según este autor, uno de los factores que están relacionados con la desafección hacia los partidos tradicionales y las elecciones, en favor de nuevos partidos o de otras formas de hacer política. Sloam (2016, p. 523) describe cómo los jóvenes europeos se encuentran en una situación en la que se ven bloqueados en sus perspectivas vitales, experimentando grandes riesgos y rupturas de modelos que, necesariamente, afectan a su implicación en el sistema electoral. La acción política en campañas, acciones concretas o actividades directas, es mucho mayor entre los jóvenes que la tendencia al voto, según los últimos estudios (Sloam, 2016). Las políticas concretas interesan mucho más que la política en general (Sloam 2016) y con ello hay menor tendencia al voto institucional.

En América Latina se registra igualmente un distanciamiento de los jóvenes hacia la participación política a través de mecanismos tradicionales (Cárdenas et al, 2007; Barredo, Garza y Días, 2018), que se acompaña de una desafección y descrédito hacia las instituciones públicas (Varela, Martínez y Cumsille, 2015: 716). En Chile, las investigaciones recientes indican una muy alta tendencia (más del 85%) a no participar en las elecciones (Varela, Martínez y Cumsille, 2015) aunque estos mismos jóvenes niegan ser apolíticos y sí se muestran partidarios de compromisos y acciones cívicas.

El gobierno de Brasil puso en marcha en 2013 "El Observatorio Participativo de la Juventud" una red social que reflejó el interés de los jóvenes por participar en las políticas públicas de su país (Quadros y Quadros, 2015). Este colectivo no interpreta el compromiso político en términos de participación en las elecciones tan centralmente como las generaciones anteriores. Otros modos de hacer política, y otras escalas, globales o locales, de implicarse en acciones políticas, son hoy en día muy importantes en los países de América Latina.

Sloam (2014a) sostiene que la participación política de los jóvenes se ha intensificado en los últimos años, sobre todo, entre los que cuentan con los niveles de educación más altos. El activismo de este colectivo se materializa en las manifestaciones de los indignados contra las consecuencias de la crisis que se han desarrollado en los cinco continentes. Se denominan "15-O global revolution" o "15-O global protest" en referencia al 15 de octubre de 2011, fecha en la que ciudadanos y, especialmente, jóvenes de todo el mundo salieron a manifestarse inspirados por los movimientos 15M y Occupy Wall Street.

El Informe World Protest 2006-2013 se centró en el 90% de la población mundial y analizó 843 movilizaciones que se desarrollaron en ese período. Al comparar 2006 con 2013 observamos que el número de protestas en este último año fue el doble: 59 frente a 112 (Ortiz et al, 2013). Como explica Caballero la mayor parte "responde a razones o causas estructurales de índole económico-política" (2018).

Bennet (2012) resalta el surgimiento de un proceso de personalización de la participación política que está ligado al refuerzo de los lazos sociales que se produce con la llegada de los medios digitales (2012), y al surgimiento de foros de discusión y plataformas de acción trasnacionales, ligadas a sistemas de participación diversos a los tradicionales partidos políticos. La participación, siempre según este autor, se canaliza a través de iniciativas personales, de inicio de movilizaciones o peticiones, y también, de una densa red de redes interpersonales donde a menudo el individuo puede actuar como catalizador de intereses o inquietudes de grupo (Bennett, 2012).  

Estos movimientos muestran lo que Bennett (2012) denomina una lógica de la acción conectora, de modo que toman su fuerza de la capacidad de implicar personalmente a los participantes en amplias movilizaciones con dimensiones nacionales e internacionales, evitando las jerarquías e intermediaciones de la política tradicional, y como recoge este autor de Castells (2006), creando una organización política de "grano fino" y multicapa que va ocupando el lugar de la política real en la vida de los jóvenes.

Benett argumenta la existencia de una gran distancia entre las acciones e iniciativas políticas de los movimientos de ocupación y alternativos, que en muchos casos toman forma de estrategias de consumo (boicots, campañas por un estilo de consumo, peticiones, campañas icónicas, etc. (2012) pero que difícilmente impregnan la política en las instituciones internacionales ni tienen consecuencias en la política global o en la economía financiera y de mercado imperante. Esto puede igualmente constituir un factor de desencanto y desmotivación para la participación política de los más jóvenes, implicados en esos movimientos antiglobalización, ecologistas o eco-feministas.

Por otro lado, en los últimos años se ha hablado también de la ruptura de las ideologías que dejarían de ser útiles a la hora de indicar la politización y orientación de los ciudadanos (Fukuyama 1992, Castells 2006, Bell 2015, Sloam 2016). Sloam (2016) argumenta que existe una ruptura general con el marco electoral de las ideologías tradicionales, lo que puede verse en la tendencia de los jóvenes a elegir para su participación acciones puntuales, cívicas, y no ligadas a partidos convencionales. Sin embargo, hay autores que apoyan la validez del continuo ideológico izquierda-derecha (Rottenbacher, 2012 – el escenario aquí es Perú-).

 

Jóvenes y participación política en España

La participación electoral de los jóvenes (18- 29/30 años o 18-34 años dependiendo del estudio) en España ha sido históricamente más baja que la de los grupos de adultos (Mateos y Moral, 2006; Camas, 2017a) [11]. La razón está, según el Informe Juventud en España 2016, en que a la mayoría de ciudadanos de entre 15 y 29 años "partidos y políticos" les producen "desconfianza y rechazo" además de "impotencia e ineficacia" en relación a "su labor como responsables de traducir las demandas ciudadanas en políticas y actuaciones concretas" (Benedicto et al., 2016, p. 508).

El estallido de la crisis económica de 2008 ha afectado particularmente a los jóvenes españoles de entre 15 y 24 años que han soportado unos índices de paro de entre el 40% y el 55% en el período 2010-2016 (OCDE, 2018) [12]. La imposibilidad de encontrar trabajo implica una emancipación del hogar familiar tardía: los jóvenes españoles dejan la casa de sus padres a los 29 años, casi una década después que los suecos, daneses o finlandeses (Eurostat, 2017) [13].

Por otro lado, los jóvenes que decidieron empezar o continuar sus estudios superiores tampoco lo han tenido fácil: las tasas de Grado en las universidades públicas españolas aumentaron un 21% entre 2010 y 2015 (Grasso y Tejedor, 2015) [14]. Uno de los factores clave es la aprobación del Real Decreto Ley 14/2012. Hasta su entrada en vigor los ciudadanos sufragaban "alrededor del 15% del coste real de la enseñanza con el pago de sus matrículas". El Real Decreto estableció que cada Comunidad Autónoma podía elevar esta cifra hasta el 25% (Larroy, 2015) [15]. El resultado, además del aumento del precio de matrícula, es la desigualdad entre Comunidad Autónomas dentro del mismo país donde "la matrícula en los mismos estudios puede llegar a costar más del triple" (Arcas, Peñas y Sacristán, 2016) [16].

El contexto descrito favorece la desafección hacia la política tradicional pero no supone, como comentábamos al inicio, una falta de interés político. De hecho, durante la crisis económica, política, institucional y de liderazgo, el interés de los jóvenes por la política ha aumentado. En una escala de 0 a 4 donde 0 es ningún interés y 4 mucho interés:

"(…) Hasta 2008 el índice de politización se mueve por debajo del 2 que reflejaría el nivel medio, mientras que en los años posteriores lo rebasa, especialmente en la encuesta actual (2016) que llega hasta el 2,26. Los resultados de 2008 marcan el momento más bajo de politización juvenil, expresada de manera muy notable en el 50% que dice que la política no le interesa nada (…) El desinterés total por la política que antes había llegado a implicar a 5 de cada diez jóvenes ahora sólo afecta a dos de cada diez" (Benedicto et al, 2016, pp. 490 - 491).

Los autores del Informe Juventud en España especifican que este interés es mayor en los jóvenes que cuentan con un alto nivel educativo (Benedicto et al., 2016). En esto, España coincide con los resultados generales en Europa y los países desarrollados. Los jóvenes con estudios superiores son los más interesados por la política. Son también más proclives a utilizar mecanismos de participación no convencionales para visibilizar sus demandas y su descontento. Desde el comienzo de la crisis surgieron plataformas y movimientos ciudadanos impulsados por jóvenes "hiperformados" e "hiperinformados" que hicieron de las redes digitales un espacio de encuentro y discusión que se replicaría después en las calles y plazas. Eran también jóvenes "precarizados" (Feixa, 2011) [17]. 2011 fue el año clave ya que en él nacieron Juventud Sin Futuro, Democracia Real Ya y el 15-M.

Juventud Sin Futuro (JSF) surgió en Madrid a partir de una manifestación celebrada el 7 de abril de 2011. La carestía de la vivienda, la falta de futuro profesional y de horizontes para emanciparse fueron algunas de las protestas del momento. Sus organizadores eran estudiantes universitarios que ya tenían experiencia en asociaciones, asambleas y movilizaciones. Entre las acciones de protesta más recientes que habían organizado estaban las que se oponían al Plan Bolonia. También participaron en V de Vivienda (2006) y se inspiraron en ese movimiento a la hora de construir sus discursos y difundirlos (Raboso y Merino, 2011). Con lemas como "Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo" ponían palabras e imágenes a la falta de oportunidades y expectativas de varias generaciones que tenían la incertidumbre como única certeza y exigían soluciones al poder político.

Democracia Real Ya (DRY) es una plataforma que nació a partir de un grupo de Facebook que abrió el licenciado en Derecho y Ciencias Políticas Fabio Gándara en marzo de 2011. A él se unieron otros estudiantes universitarios o licenciados como Jon Aguirre, Carlos Paredes o Pablo Gallego. Con el objetivo de visibilizar el hastío y el hartazgo con el funcionamiento del sistema, decidieron convocar una manifestación en Madrid. Estos jóvenes buscaron una fecha clave que propiciara un momento de oportunidad: el 15 de mayo de 2011. España estaba entonces en plena campaña electoral ya que una semana después, el 22 de mayo, se celebraran las elecciones municipales y autonómicas. La estrategia de DRY funcionó ya que en los días que van de la manifestación a la cita con las urnas, "la actividad generada" en Facebook se disparó (Piñeiro-Otero y Costa, 2012, p. 170). 

A esta manifestación del 15 de mayo que se celebró en distintas ciudades españolas se sumaron numerosos colectivos entre los que estaba Juventud Sin Futuro (JSF). Algunos de los asistentes a la protesta de Madrid decidieron pasar la noche en la Puerta del Sol en lo que se convertiría en una acampada histórica que se prolongó 79 días, hasta que la policía la desmanteló. Ese domingo previo a las elecciones, nacía el 15-M o Movimiento de los Indignados, que organizó otras movilizaciones, asambleas horizontales que practicaban una democracia real – participativa - y comisiones que se ocupaban de distintos temas de interés general. Las principales fortalezas del movimiento, como explican Baiocchi y Ganuza (2012) [18], son dos: "la ausencia de pancartas" y romper "la barrera entre activistas políticos y ciudadanos comunes". El 15-M "unifica a las personas como ciudadanos iguales, no como representantes de intereses particulares o portadores de identidades particulares".

A su vez, JSF y el 15-M fueron el germen de un nuevo partido imprescindible para entender el actual escenario político que se dibuja con el estallido y el desarrollo de la crisis: Podemos. Rita Maestre, Eduardo F. Rubiño, Miguel Ardanuy o Miguel Bermejo, que fueron miembros de JSF y del 15-M, ocupan hoy importantes puestos en esta formación y en distintos niveles del gobierno de España.

Junto a Podemos, los otros partidos que completan el escenario político post 15-M son Ciudadanos y Vox. El primero nació en 2006 pero no dará el salto desde el nivel autonómico (Cataluña) al estatal hasta 2014. El segundo se formó a finales de 2013 cuando su líder, Santiago Abascal, abandonó el Partido Popular tras casi dos décadas como afiliado y de ocupar distintos cargos como miembro de la formación. La razón, según el mismo explicó es que la dirección "ha traicionado nuestros valores y nuestras ideas" (Abascal, 2013) [19]. Sin embargo, pese a tener más de un lustro de vida, Vox no logrará impacto mediático y presencia en un Parlamento regional, el de Andalucía, hasta el año 2018. Entre las razones fundamentales de este cambio está la declaración de independencia de Cataluña en octubre de 2017 que ha influido en el voto de cerca de la mitad del electorado (Cruz, 2019) [20].

Las tres formaciones recogen, como ya explicamos, una parte importante del voto joven que tiene un perfil formado, crítico y exigente. Podemos y Ciudadanos han cuestionado, además, la validez del continuo ideológico izquierda-derecha al que nos referimos en el apartado anterior. A través de sus discursos han tratado de que estas categorías pierdan vigencia. Sin embargo, el estudio desarrollado por Metroscopia entre el 30 de marzo y el 6 de abril de 2017 a partir de 3166 entrevistas, reveló que un 57% del electorado de Podemos y un 38% del de Ciudadanos cree que son válidas. Si observamos los datos generales por segmentos de edad, un 51% de los jóvenes que tienen entre 18 y 34 años, apoya su validez (Camas, 2017b) [21]. La investigación también apunta que los ciudadanos con un mayor nivel de estudios son los que más lo rechazan.

 

Objetivos y preguntas de investigación

El objetivo general de esta investigación, que forma parte de una mayor enmarcada en el Proyecto Europeo Artivism, es determinar el interés y la participación política de los preuniversitarios madrileños en el nuevo escenario político. Estos jóvenes pertenecerán en unos años al colectivo con mayor nivel educativo, que según los estudios analizados es el que más interés tiene en la política y el más proclive a utilizar mecanismos no convencionales. Nos interesa conocer cuáles son sus actitudes hacia la política en general y cuáles consideran que son las mejores vías de participación. En un futuro, nos gustaría comparar estos resultados con los de los universitarios madrileños para comprobar si hay una diferencia en estos aspectos y a qué puede deberse.

Dado que el voto y distintas formas de protesta son los mecanismos más importantes para los jóvenes europeos y españoles según la revisión bibliográfica tratamos de responder estas preguntas de investigación en relación al segmento de población referido:

P1: ¿Cómo valoran los preuniversitarios madrileños su interés por la política en general?

P2: ¿Cómo valoran los mecanismos convencionales como el voto y los partidos políticos?

P3: ¿Qué opinión les merecen los principales partidos, sus líderes y medidas? [22]

P4: ¿Se ubican dentro del continuo ideológico izquierda-derecha y, si es así, en qué segmento?

P5: ¿A través de qué medios siguen la actualidad política?

P6: ¿Qué mecanismos no convencionales les parecen más adecuados para participar en política?

P7: ¿Cuál es su opinión sobre formas de protesta como la huelga o las manifestaciones?

 

Metodología

Nuestra metodología se decanta por el uso de una aproximación mixta: cuantitativa y cualitativa. Las fases de nuestra investigación son diacrónicas y vienen caracterizadas por tres procedimientos de trabajo distintos. En una primera aproximación al fenómeno desarrollamos una revisión bibliográfica sobre el interés y la participación política de los jóvenes en Estados Unidos, América Latina y Europa en general y en España en particular. Prestamos especial atención al voto y a los colectivos que han desarrollado formas de protesta que han sido fundamentales desde el estallido de la crisis en 2008.

En una segunda parte realizamos reuniones, grupos de discusión y entrevistas, enmarcadas en las actividades docentes y de investigación del Proyecto Artivism. El objetivo era diseñar un cuestionario con preguntas que cubriría una muestra representativa de preuniversitarios madrileños. Organizamos grupos de discusión con 20 jóvenes de edades cercanas a la muestra, en tres sesiones. También hicimos entrevistas en profundidad semidirigidas con ocho de ellos. De esta primera fase obtuvimos resultados cualitativos significativos que nos sirvieron para interpretar los resultados cuantitativos de nuestros cuestionarios.

La tercera parte de la investigación consistió en la administración de un cuestionario de preguntas en torno al interés y los mecanismos de participación política a un colectivo de 250 preuniversitarios de Madrid, de edades comprendidas entre los 17 y los 22 años. Aprovechamos su asistencia a los exámenes de acceso a los estudios universitarios, que los congregó en la semana del 4 al 9 de junio de 2018 en las facultades de la Universidad Complutense de Madrid. El trabajo de campo se realizó del 5 al 7 de  junio de 2018. La metodología utilizada fue de entrevistas personales por interceptación cara a cara. Tras revisar todas las encuestas, debimos descartar cuatro de ellas por lo que, finalmente, contamos con 95 varones (el 38,6%) y 151 mujeres (el 61,4%). De esta forma, la muestra se ajusta bastante al total de la población ya que de los 29.505 estudiantes que se presentaron a los exámenes preuniversitarios 16.350 eran mujeres (55,4%) frente a 13.155 hombres (44,5%) (Montero, 2018) [23].

El margen de error resultó ser de ± 6,1% para un nivel de confianza de 0,95% (Un total de 9174 estudiantes formaron el universo que acudió a estas pruebas en la Universidad Complutense de Madrid, la que concentra la mayor cantidad de estudiantes que se examinan). De los resultados de estos cuestionarios se derivaron los primeros datos estadísticos que nos permitieron iniciar el análisis en profundidad del interés y la participación de los preuniversitarios madrileños.

La cantidad de estudiantes interceptados, y su peculiar composición, deben de ser puestas de manifiesto en este punto. Los exámenes de las pruebas de acceso en la Universidad Complutense son la ocasión idónea para identificar actitudes y opiniones de un variado conjunto de jóvenes, provenientes de diversos centros de estudio, tanto públicos como concertados o privados, de muy diversa condición económica y de contextos urbanos muy dispares dentro de la capital del país.

En nuestras interceptaciones nos movimos en diversas facultades del Campus Complutense (Derecho, Odontología, Medicina, Ciencias de la Información, Filología y Filosofía). De este modo pudimos obtener una muestra de diversa procedencia en los estudiantes, con múltiples centros e institutos de origen. Este factor aleatorio nos ha permitido una riqueza muestral mayor de la acostumbrada en otros sistemas de encuesta situada.

De acuerdo con nuestros resultados, ceñimos la investigación a franjas de edad que son especialmente importantes, de los 17 a los 22 años, en las que el acceso a la vida adulta, a la participación política electoral, y a la vida social más extensa, está teniendo lugar o va a producirse con brevedad. Ello nos permite trabajar con una población interesantísima desde el punto de vista de su proyección hacia el futuro, y de su potencial indicador, puesto que se trata de jóvenes en el inicio de su actividad y vida socio-política. La radiografía que se obtiene nos muestra tendencias nacientes, y a la vez, muy importantes para contrastar su significado con el conjunto de los datos sobre comunicación y opinión política del país.

Como comentamos en el apartado anterior entendemos la participación política como un conjunto de mecanismos convencionales y no convencionales. A partir de esta definición diseñamos la encuesta que combinó preguntas abiertas y cerradas. En las cerradas el encuestado debía asignar un valor entre el 1 y el 5 o el 1 y el 4 a distintos elementos siendo 1 muy malo, ningún interés y nada útil y 5 o 4 muy bueno, mucho interés o muy útil. También se pidió a los encuestados que se situaran en relación al eje izquierda-derecha siendo 1 la extrema izquierda y diez la extrema derecha.

La participación política es un fenómeno que depende de muchos tipos de factores. Entre ellos destacan las características socioeconómicas, las actitudes políticas, la movilización - recursos de grupo y factores institucionales - contextuales (Anduiza y Bosch, 2004, pp. 43-56). A la hora de formular las preguntas de la encuesta nos centramos sobre todo en las actitudes políticas.

Las actitudes son orientaciones adquiridas, relativamente estables, que inciden directamente en el comportamiento político. Las actitudes se dirigen a diferentes objetos políticos y se presentan con distinta intensidad según los individuos. Se adquieren a través del proceso de socialización política (especialmente en la familia), por la pertenencia a determinados grupos con rasgos culturales y/o políticos distintivos, y a través del propio contexto político e institucional (Anduiza y Bosch, 2004, p. 47).

Evaluamos dos de los tres grandes grupos de actitudes, el que se refiere a la implicación en política y el que atiende a la politización o identificación (Anduiza y Bosch, 2004, p. 48). No nos ocupamos del tercer grupo, el de la satisfacción o insatisfacción con el escenario político, debido a la limitación de espacio de la encuesta y el objetivo de nuestro estudio. Éste requiere la presencia de cuestiones sobre la valoración de los mecanismos de participación política.

Para determinar las actitudes de implicación, pedimos a la muestra que valorara directamente su interés por la política y su frecuencia de seguimiento de la misma en medios de comunicación. Para identificar la politización los encuestados se autoubicaron en el continuo ideológico izquierda derecha, valoraron a los principales partidos, sus medidas y sus líderes y explicaron a quién votarían en unas hipotéticas elecciones. Por último, explicaron qué mecanismos de participación política emplean y  cuáles creen que son los más útiles. Dado el valor de la manifestación como forma de protesta en el contexto post15M y con recientes huelgas en relación con la educación, la igualdad de la mujer, la unidad de España o la independencia de Cataluña, etc… se pidió que especificaran si los consideraban mecanismos útiles para alcanzar objetivos o cambios sociales y si habían participado en ellas alguna vez.

La muestra cuantitativa, así como su complemento en los grupos de discusión y las entrevistas y en la revisión de los últimos estudios y análisis hasta la fecha, nos aportan un grado de representatividad muy completo para abordar las preguntas de investigación. Consideramos que la investigación cuantitativa es esencial, porque aporta solidez a los datos extraídos de las entrevistas personales y de los grupos de discusión. Básicamente en nuestra metodología existe una consonancia importante entre la información obtenida en los sistemas cualitativos y en los cuantitativos. Ello confirma las principales conclusiones a las que llegamos en este proceso, y que se expondrán en adelante.

 

Resultados

Un total de 250 preuniversitarios cubrieron la encuesta. Sin embargo, como comentamos, debimos descartar a cuatro de ellos porque en sus cuestionarios no completaron todos los datos. Finalmente, la muestra estuvo compuesta por 246 preuniversitarios. 95 de ellos (el 38,6%) eran hombres y 151 (el 61,4%) mujeres.

 

 

Sus edades estaban comprendidas entre los 17 y 25 años concentrándose la edad de la mayoría de los encuestados (el 81,6%) entre los 17 (38,8%) y los 18 años (41,8%).  

 

 

La valoración de los cuatro principales partidos políticos es mala en general. Los que obtienen peores puntuaciones son el Partido Popular y Podemos, partido de derechas el primero, y de izquierdas el segundo. Casi la mitad de la muestra califica a estas formaciones como muy malas (1 punto). Ciudadanos, partido de centro-derecha, es el que obtiene los mejores resultados.

En el caso del Partido Popular (en adelante PP) sólo un 6,8% y un 13,6% le asignan la máxima puntuación, un 5 y un 4 respectivamente. Un 11% lo valora con un 3. Dos tercios de los encuestados le asignan los valores más bajos, un 2 (22,1%) y un 1 (46,3%).

 

 

Sólo un 3% y un 10,5% asignan un 5 y un 4 respectivamente a Podemos. Casi una cuarta parte de los encuestados califica a la formación como regular 19,7% (3). Al igual que con el PP, casi dos tercios lo consideran como malo o muy malo: un 17,1% le puso un 2 y un 49,5% un 1.

 

 

Sólo un 1,6% y un 8% le asignan un 5 y un 4 al PSOE, partido socialista, respectivamente. Igual que en el caso de Podemos, casi una cuarta parte (21,4%) califica a la formación como regular (3). Sin embargo, pese a obtener un porcentaje alto de valoraciones negativas, éstas son menores que en el PP y Podemos. Un 39% considera que el partido es malo (2) y un 30% que es muy malo (1). Con las otras dos formaciones era casi la mitad de la muestra la que las calificaba como muy malas (1).  

 

 

Como ya indicamos, Ciudadanos obtiene mejores resultados que los otros tres partidos. Al igual que en el caso del PP un 6,2% lo valora con la máxima puntuación, un 5, y un 16,7% le asigna un 4, es decir, lo califica como bastante bueno. Una cuarta parte (23,4%) considera que es regular (3). Las puntuaciones más bajas se corresponden con la mitad de los encuestados y no con las dos terceras partes como ocurría con las demás formaciones. Un 17,9% le asigna un 2 y un 35,5% un 1.

 

 

La valoración de los líderes es similar a la de los partidos: también se caracteriza por sus malos resultados. Sin embargo, entre los líderes políticos españoles hay importantes diferencias de perfil. Mariano Rajoy, del Partido Popular, es un líder en torno a los 60 años, de estilo rígido y protocolario, y poco dado al contacto con el público. Los jóvenes (alrededor de los 40 años) líderes de Podemos, Ciudadanos y el PSOE son personas con capacidad retórica y favorables al contacto público. En concreto, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el de Ciudadanos, Albert Rivera, tienen grandes dotes como oradores. El primero se ha formado en cursos de televisión y ha conducido varios programas. El segundo ha sido campeón de debate universitario mientras cursaba su licenciatura. Pedro Sánchez, el nuevo líder del partido tradicional socialista, tiene menor capacidad oratoria que ellos.

De nuevo es Ciudadanos con Albert Rivera el que obtiene las mejores puntuaciones. Rajoy e Iglesias, líderes respectivamente del PP y de Podemos, tienen las más bajas. El líder de Podemos obtiene las peores, con casi tres cuartas partes (73,4%) de la muestra que lo considera un político malo (2) o muy malo (1). En cambio al líder de Ciudadanos, formación de centro-derecha con Albert Rivera al frente, le asignan los valores más bajos la mitad de los encuestados (52,3%). Sin embargo, pese a que es el mejor valorado, sigue suspendiéndolo la mitad de la muestra. Las notas de los cuatro líderes y de sus partidos son, en general, muy bajas y en ningún caso llegan a un mínimo que permita consolidarlos.

El 7,4% y el 12,2% considera que Rajoy es un político muy bueno (5) o bueno (4). Un 13,5% le da un 3 (regular). Dos terceras partes de los encuestados consideran que es malo o muy malo y le ponen las notas más bajas: el 19,2% un 2 y el 47,5% un 1.

 

 

El 2,1% valora a Pedro Sánchez, líder del socialista PSOE, con un 5. El 6,7% con un 4. Casi una cuarta parte (21%) le asigna un 3 (regular). De nuevo, como en el caso de Rajoy, dos tercios de los encuestados le ponen las puntuaciones más bajas: el 26,4% un 2 y el 43,6% un 1.

 

 

Un 5,8% y un 7,1% creen que Pablo Iglesias, el líder de Podemos, es un político muy bueno o bueno (5 y 4). Un 13,4% lo considera regular (3). Casi tres cuartas partes de la muestra le asignan las puntuaciones más bajas: un 18,4% le pone un 2 (malo) y un 55% un 1(muy malo).

 

 

Una cuarta parte de la muestra (24%) considera que Rivera, de Ciudadanos, es un político muy bueno o bueno. Un 6,7% le asigna un 5 y un 17,3% un 4. Otra cuarta parte de la muestra (23,3%) lo califica como regular (3). La mitad de los encuestados (52,3%) creen que es malo (2) o muy malo (1). Un 20,3% le da un 2 y un 32% un 1.

 

 

La ubicación en el eje ideológico izquierda-derecha, donde el 1 representa la extrema-izquierda y el 10 la extrema-derecha, es útil a la hora de indicar la orientación de los preuniversitarios. Casi todos se sitúan en ese eje, afirmando únicamente el 8,9% de los encuestados que no se ubica en el mismo. El valor que concentra el mayor número de apoyos, casi los de la quinta parte de la muestra, es el 4, que se correspondería con el centro-izquierda. De hecho, más de un tercio de los preuniversitarios (32,8%) se identifican con esta opción ideológica al ubicarse en el 3 y el 4. Respecto a los extremos, son pocos los que eligen el 1 (6,9%) y el 10 (2%) pero si tenemos en cuenta los valores más próximos a estos extremos (el 2 y el 9, respectivamente) encontramos que casi una quinta parte (18,2%) se identifica con la extrema-izquierda y un 10,9% con la extrema-derecha. Por tanto, podemos afirmar que casi un tercio (29,1%) de los preuniversitarios se acercan a los extremos.

 

 

Si se celebraran elecciones en el momento en que se realizó la encuesta (5-7 de junio de 2018) el partido que tendría más éxito entre los preuniversitarios madrileños es Ciudadanos, que se llevaría casi una cuarta parte de los votos, un 23,5%. Le seguirían el Partido Popular y Podemos con un 18.2% y un 17% respectivamente. El PSOE lograría únicamente el 7,3% de los votos al igual que el PACMA, partido animalista y ecologista. Vox, el partido de derecha autoritaria, se haría con un 3,2% de los sufragios y un 4,8% votaría a Izquierda Unida (IU) o al Partido Comunista de España (PCE). Es importante tener en cuenta que un 18,2% de la muestra afirmó que no votaría a ningún partido. Esto se corresponde con los niveles de abstención de este segmento ya comentados en la introducción y con las  bajas calificaciones que obtienen las formaciones y sus líderes.

 

 

Pese a los malos resultados de los partidos, de los líderes y a que casi una quinta parte de los encuestados dice que no acudiría a votar en unas hipotéticas elecciones, más de la mitad afirma tener mucho o bastante interés por la política (55,8%) mientras que más de una cuarta parte (28,5%) dijo tener un interés medio. Sólo un 15,6% tiene poco o ningún interés.

 

 

Los medios de comunicación que más emplean para informarse de política son la prensa digital (38%) y la televisión (35%) seguidas de las RRSS (14%). Únicamente un 5% sigue la actualidad política a través de la radio. Hay un 5,3% que dice informarse a través de todos los medios citados y sólo un 2,7% afirma no seguir ninguno.

 

 

El 79,6% de los encuestados considera que el mejor mecanismo para intervenir en política es el voto. En segundo lugar, después del voto, más de la mitad (un 53,2%) cree que son muy importantes los movimientos sociales. Un tercio (34,9%) valora también la utilidad de las RRSS que están por delante de las ONG (28,4%) y los sindicatos (27,2%).

 

 

Más de la mitad, un 58%, no forma parte de ningún movimiento social, asociación, ONG o grupo.

 

 

El 41,9% que sí lo hace participa, sobre todo, en movimientos sociales (el 34%), ONG (34%) y asociaciones de alumnos (29%). En el caso de las ONG sólo la mitad participa activamente a través del voluntariado. La otra mitad colabora con una cuota de socio. El resto de formas de participación (Otros, 3%) se dividen casi a partes iguales entre grupos culturales, religiosos, deportivos y asociaciones de vecinos.

 

 

La mitad de la muestra (52%) considera que la huelga es un mecanismo muy útil (5) o bastante útil (4) para alcanzar objetivos o cambios sociales. Una cuarta parte cree que tiene una utilidad media (24,8%) y otra cuarta parte que es poco o nada útil (23,2%).

 

 

Más de la mitad de la muestra (un 57,7%) considera que las manifestaciones son un mecanismo muy útil o bastante útil para alcanzar objetivos o cambios sociales. Una cuarta parte cree que tiene una utilidad media (25,8%) y un 16,3% lo ve como poco o nada útil.

 

 

La mitad de la muestra (un 52,4%) ha participado en huelgas y manifestaciones en alguna ocasión. Una cuarta parte (22,7%) ha participado en alguna manifestación pero no en una huelga mientras que un 3,6% ha hecho huelga pero nunca ha asistido a una manifestación. Los temas por los que se han movilizado son la educación, la igualdad entre hombres y mujeres (feminismo), la unidad de España y el aborto (en contra). Por último un 21,3% nunca ha hecho huelga o ha participado en una manifestación.

 

 

 

Discusión y conclusiones

Nuestros resultados coinciden con los de los estudios y proyectos internacionales y nacionales que apuntan a una desafección general de los más jóvenes respecto a los partidos políticos y los líderes que los encabezan. A pesar de que la política convencional se sigue basando fundamentalmente en los líderes y la personalización de las campañas, la tendencia de los jóvenes es, sin duda, a valorar muy poco a dichos líderes, sin grandes diferencias entre ellos. Sin embargo, nuestro estudio recoge la tendencia al voto de los preuniversitarios madrileños en el albor de su participación como electores, de modo que, sí se aprecia interés e intención de votar en porcentajes significativos. Este resultado indica que los preuniversitarios madrileños que van a comenzar sus estudios superiores encajan con el segmento juvenil interesado por la política y su evolución.

Otro rasgo importante viene marcado por la confianza que los preuniversitarios madrileños muestran en dos formas de participación política no convencionales: las huelgas y las manifestaciones. Llama poderosamente la atención la creencia en su eficacia, por un lado, y las experiencias tempranas en huelgas y manifestaciones ciudadanas por el otro. Este resultado confirma la efectiva politización de los preuniversitarios madrileños, de modo que una parte significativa actúa y participa en la vida política, mediante la acción directa. Es muy llamativo el porcentaje de respaldo a ambas formas de acción social. Sobre todo, si las comparamos con las cifras de apoyo a organizaciones políticas y sindicatos.

Este factor confirma, además, la tendencia a distanciarse de las formas políticas organizadas y profesionales. El general varapalo a los partidos, con diferencias poco significativas, muestra este mismo fenómeno. No hay, en nuestros resultados, una preferencia saliente significativa por uno u otro líder o por uno u otro de los 4 partidos, y no se registran, en el momento del estudio, ningún tipo de "efecto de carro vencedor" o de "voto útil". El tono general de las respuestas obtenidas nos muestra una escasa preferencia por unas u otras formaciones.

Vivimos un momento político de gran volatilidad en el que el apoyo a las formaciones  y sus líderes puede cambiar a gran velocidad en base al desarrollo de acontecimientos de actualidad ligados a accidentes, escándalos, etc... Por ejemplo, nuestra encuesta (5-7 junio de 2018) se hace varias semanas después de que estallara la polémica por la compra del chalé protagonizada por el Secretario General de Podemos, Pablo Iglesias, y la portavoz de la formación, Irene Montero. Ambos líderes son pareja y adquirieron una vivienda de alta gama en las cercanías de Madrid. Esto originó una grave polémica dentro y fuera de las filas de su partido, que conmovió a las bases del mismo e hizo aumentar las críticas hacia ellos. La razón es que unos años antes, en un popular magazine televisivo, Iglesias comentó a la presentadora que "me parece más peligroso el rollo de aislar a alguien porque entonces no sabe lo que pasa fuera. Este rollo de los políticos que viven en Somosaguas, que viven en chalés (…)" (Iglesias, 2015)[24].  

Unos días antes de la encuesta se produce también la moción de censura al entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la primera que triunfa en la historia de la democracia española. La organizaron desde la izquierda el PSOE y Podemos tras los graves casos de corrupción generalizada del Partido Popular.

Pese al contexto de gran volatilidad al que nos acabamos de referir, hay que reconocer que el general varapalo a formaciones y líderes refleja el fin del proceso de emergencia política de los nuevos partidos. Podemos aparece aquí estabilizado en una posición media-baja. Ciudadanos registra cierto auge, aunque discreto. Ambas formaciones apenas se distancian de los dos partidos tradicionales, que caen por los suelos en la estimación de los preuniversitarios de Madrid. Sí se confirma, en este cuadro general a la baja, que hay preferencia entre los jóvenes preuniversitarios por Ciudadanos. Sin embargo, tras el desplome de la formación en las últimas elecciones generales, las del 10 de noviembre de 2019, los estudios de SocioMétrica revelaron que apenas un 7% de los jóvenes menores de 30 años los eligieron.

Entre los mecanismos de interés y participación no convencionales los preuniversitarios madrileños se decantan por la manifestación y la huelga como hemos explicado. Junto a estas dos formas de participación se valora la eficacia política de los movimientos sociales y las redes sociales, huella evidente del proceso de transformación que describíamos al comienzo de nuestro estudio. El uso de redes sociales supera a la participación en asociaciones, ONG o sindicatos. La generación de jóvenes preuniversitarios madrileños confirma su alfabetización en redes sociales como recurso de interés político. Fundamentalmente, esta alfabetización se refiere al uso de redes como Instagram, Facebook y Twitter, para informarse a diario. Llama la atención la desconexión casi total con la radio frente a la prensa digital, la televisión y las redes sociales, particularmente Twitter. Aquí habría que destacar la estrategia de Vox en RRSS para conectar con los jóvenes como si tratara no de usuarios o votantes si no de activistas. Se les invita a participar en actos, eventos y manifestaciones para protestar contra lo que el partido califica como "los enemigos de España", a enviar contenido elaborado por ellos mismos, desde memes hasta montajes en vídeo que después conformarán carruseles en Instagram, o se les representa en entrevistas intercalando su voz con la de los líderes del partido. En definitiva: se proyecta el concepto de que Vox no es un partido convencional de derecha autoritaria si no una plataforma ciudadana o movimiento social de base.   

La ubicación en el continuo ideológico izquierda-derecha es útil a la hora de determinar la orientación de los preuniversitarios. Una amplia mayoría dice situarse con facilidad en el mismo. Más de la mitad de las respuestas de los encuestados (el 61,4%) se mueven entre valores que van del 3 al 8 incluidos, es decir, entre el centroderecha y el centroizquierda. Los resultados de la encuesta arrojan otros dos datos importantes: el creciente apoyo al partido animalista PACMA (7,3% de los votos) que llega a igualar al PSOE, por un lado, y el apoyo incipiente (3,2% de los votos) al partido Vox [25], de derecha autoritaria, por el otro. Sin embargo los preuniversitarios madrileños que se sitúan en el extremo izquierdo del arco político (un 6,9% se ubican en el 1 y un 11,3% en el 2) son más que los que lo hacen en el extremo derecho (un 2% se ubican en el 10 y un 8,9% en el 9). Parece advertirse cierta tendencia al crecimiento de los extremos que en nuestros resultados representan casi un tercio de las respuestas (un 29,1% se situó en el 1-2 o el 9-10). De hecho, los resultados de nuestro estudio adelantaron en cierto modo el éxito de Vox en las elecciones autonómicas andaluzas que se celebraron seis meses después, en las que el partido obtuvo por primera vez representación en un Parlamento regional. El voto joven a Vox en estos comicios no tuvo tanto peso como en los posteriores generales de abril y noviembre de 2019 pero ya apuntó la tendencia. El crecimiento de los extremos también se materializó en el hecho de que Podemos y Vox fueron las formaciones más votadas en las elecciones de noviembre de 2019 por los hombres jóvenes a mucha distancia del resto.

En conclusión, la radiografía de los preuniversitarios madrileños confirma las tendencias generales de distanciamiento de la política convencional tradicional pero este hecho en absoluto se puede asociar con desinterés por la política, ni siquiera con falta de participación política de los jóvenes: la valoración del voto como el mejor mecanismo para intervenir en política, la intención de votar y la participación en huelgas y manifestaciones, alcanzan cifras importantes. La participación de los jóvenes en las acciones políticas de este tipo se mantiene por tanto alta con continuidad respecto a los años anteriores, al menos durante los últimos 10 años.

El desencanto con los partidos tradicionales o con las formas tradicionales de hacer política, como indican las cifras de abstención, la baja valoración de los líderes de los partidos y la mayor movilización de los jóvenes en huelgas y movimientos asamblearios o asociativos tienen sin duda una relación directa con la situación económica inestable o negativa en las generaciones jóvenes, sin futuro profesional o familiar claro, pero también, con los casos de corrupción generalizada o de falta de eficacia del sistema representativo de los partidos políticos parlamentarios. En España el hartazgo hacia la política convencional se manifiesta con claridad en ese desencanto juvenil, que por otra parte, apela a la acción política y la sigue considerando fundamental para la vida social del país.

El descrédito de las formaciones políticas y su desestructuración con respecto a los líderes puede ser la explicación a por qué siendo los jóvenes mayoritariamente de izquierdas consideran más eficaz a un líder de derechas. La individualización de la política y el aprecio de los rasgos personales como un factor de peso en la evaluación política, aparecen y coinciden en España con lo que se presenta en otros países, donde la personalización de la política y el hiperliderazgo es un factor creciente.

Tras todo lo expuesto, podemos considerar que los preuniversitarios de Madrid tienen interés en la política y participan en ella, pero se muestran críticos y distantes con los partidos y sus líderes. Consideran que el voto, los movimientos sociales y las RRSS son los mecanismos más útiles para intervenir en política, por delante de las ONG y los sindicatos. Estas conclusiones concuerdan con los principales estudios previos a nivel europeo y español y confirman la demanda social de una renovación, regeneración y evolución de las estructuras políticas convencionales. Es urgente que se adapten a estas necesidades para conectar con una juventud activa políticamente, pero fuera de los cauces convencionales.

Por último, uno de los factores que se ha confirmado es el asentamiento de líderes más jóvenes, estéticos y de rasgos personalistas –sustitución del derechista Mariano Rajoy por Pablo Casado, más estético y dinámico-. Este factor, y el auge de Vox, ha "dinamitado" al líder de Ciudadanos, Rivera, que se ha apartado de la vida política por la caída en picado de su partido. Como indicábamos, la polarización política se ha hecho más fuerte en España. La abstención en las últimas elecciones nacionales sigue siendo elevada, con cerca de un 35% de abstencionistas, mientras que los movimientos juveniles, asociados, particularmente, a las cuestiones sociales y ecologistas y a la emergencia climática, siguen en aumento.

Nuestra impresión general, vistos todos estos análisis, es que la juventud en España busca masivamente vías de acción política y de intervención en la vida social para poder reconducir las cuestiones esenciales y las decisiones que se toman en temas cruciales, pero sigue desconectada de la política convencional y no encuentra una vía de conexión con ella, buscando en la política en la calle, huelgas y movilizaciones, reflejar su voluntad de acción social que no llega por la vía representativa tradicional. En el horizonte, además, una polarización de marcado tinte antipolítico, de derecha autoritaria, se plantea como una vía alternativa de canalización de esa tendencia, que aparecía apuntada ya en nuestros análisis con los jóvenes de Madrid.

 

Referencias bibliográfícas

Aladro, E. y Requeijo. P. (coord.). (2018). La comunicación de los partidos en España tras el bipartidismo. Una aproximación desde la teoría de la comunicación, la semiótica y el marketing. Madrid: Pearson.         [ Links ]

Almansa-Martínez, A. (2016). Estudio sobre la participación de estudiantes universitarios en la vida política. Opción: Revista de Ciencias Humanas y Sociales, 7, 39-54.         [ Links ]

Amna, E. (2012). How is civic engagement developed over time? Emerging answers from a multidisciplinary field. Journal of Adolescence, 35(3), 611-627. DOI: 10.1016/j.adolescence.2012.04.011.         [ Links ]

Anduiza, E. y Bosch, A. (2004). Comportamiento político y electoral. Barcelona: Ariel.         [ Links ]

Barredo, D., De la Garza D.J., y Días D.L. (2018). "La relación entre el consumo de medios digitales, la participación y la eficacia política. Un estudio sobre los jóvenes universitarios en Colombia". Revista Latina de Comunicación Social, 73, 945-960.         [ Links ]

Beckman, L. (2009). The Frontiers of Democracy. The Right to Vote and its Limits. Nueva York: Palgrave Macmillan.         [ Links ]

Bell, D. (2015). El final de la ideología. Madrid: Alianza Editorial.         [ Links ]

Benedicto, J., Echaves, A., Jurado, T., Ramos, M. y Tejerina, B. (2017): Informe Juventud en España 2016. Madrid: Intituto de la Juventud (INJUVE). http://www.injuve.es/sites/default/files/2017/24/publicaciones/informe-juventud-2016.pdf (4 de septimebre de 2018).         [ Links ]

Bennett, W. L. (2012). The personalization of politics: Political identity, social media, and changing patterns of participation. The ANNALS of the American Academy of Political and Social Science, 644 (1). Thousand Oaks, California: Sage.         [ Links ]

Biezen, I. van, Mair, P., & Poguntke, T. (2012). Going, going, . . . gone? The decline of party membership in contemporary Europe. European Journal of Political Research, 51, 24-56. DOI: https://doi.org/10.1111/j.1475-6765.2011.01995.X        [ Links ]

Cárdenas, M., Parra, L., Picón, J., Pineda, H. y Rojas, R. (2007). Las representaciones sociales de la política y la democracia. Última década, 26, 53-78.         [ Links ]

Castells, M. (2006). La sociedad red. Madrid: Alianza Editorial.         [ Links ]

Colomer, J.M. (2009). Ciencia de la política. Barcelona: Ariel.         [ Links ]

Dalton R. J. (2004). Democratic challenges. Democratic Choices. The Erosion of Political Support in Advanced Industrial Democracies. Oxford: Oxford University Press.         [ Links ]

Espinar-Ruiz, E. y González-Río, M. J. (2015). Uso de Internet y prácticas políticas de los jóvenes españoles. Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, 69, septiembre-diciembre, 13-38.         [ Links ]

Esser, F. y De Vreese, C.H. (2007). Comparing Young Voters' Political Engagement in the United States and Europe. American Behavioral Scientist, 50 (9), 1195-1213. DOI: https://doi.org/10.1177/0002764207299364        [ Links ]

Faas, D. (2007). Youth, Europe and the Nation: The Political Knowledge, Interests and Identities of the New Generation of European Youth. Journal of Youth Studies, 10, 161-181. DOI: https://doi.org/10.1080/13676260601120161        [ Links ]

Fieldhouse, E., Tranmer, M. and Russell, A. (2007). Something about young people or something about elections? Electoral participation of young people in Europe: Evidence from a multilevel analysis of the European Social Survey. European Journal of Political Research, 46(6), 797-822. https://doi.org/10.1111/j.14756765.2007.00713.x         [ Links ]

Fisher D. R. (2012). Youth Political Participation: Bridging Activism and Electoral Politics, Annual Review of Sociology, 38, 119-137. DOI: https://doi.org/10.1146/annurev-soc-071811-145439        [ Links ]

Franklin, M. (2004). Voter turnout and the dynamics of electoral competition since 1945. Cambridge, Reino Unido: Cambridge University Press.         [ Links ]

Francés, F. y Santacreu, O. (2014). Crisis política y juventud en España: el declive del bipartidismo electoral. Società Mutamento Politica, 5(10), 107–128. DOI: 10.13128/SMP-15408

Fukuyama, F., (1992). The End of History and the Last Men. Nueva York: Free Press.         [ Links ]

Mateos, A. y Moral, F. (2006).  El comportamiento electoral de los jóvenes españoles. Madrid: Instituto de la Juventud.         [ Links ]

Mcleod, J., Scheufele, D. y Moy, P. (1999). Community, Communication, and Participation: The Role of Mass Media and Interpersonal Discussion in Local Political Participation. Political Communication, 16, 15–336. DOI: https://doi.org/10.1080/105846099198659

Monge, C. (2016). Gobernanza, participación ciudadana y calidad democrática. Tesis doctoral en Derecho. Universidad de Zaragoza.

Montero J.R., Font J. y Torcal M. (eds.) (2006). Ciudadanos, asociaciones y participación política en España. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) Madrid, 25-46.         [ Links ]

Norris, P. (2004). Young People & Political Activism: From the Politics of Loyalties to the Politics of Choice?, Conference on Civic engagement in the 21st Century: Toward a Scholarly and Practical Agenda, California, University of Southern California.

Ortiz, I., Burke, S., Berrada, M. y Cortés, H. (2013). World Protests 2006-2013. Iniciative for Policy Dialogue. Estados Unidos: Universidad de Columbia. http://policydialogue.org/publications/working-papers/world-protests-2006-2013/         [ Links ]

Patterson, T. (2002). The vanishing voter: Public involvement in an age of uncertainty. Nueva York: Knopf.         [ Links ]

Piñeiro-Otero, T. y Costa, C. (2012). Ciberactivismo y redes sociales. El uso de facebook por uno de los colectivos de la "spanish revolution", Democracia Real Ya (DRY). Observatorio, special issue, 165-180.         [ Links ]

Quadros, C. y Quadros, I. (2015). Jóvenes y participación política desde la perspectiva del Participatório. Revista Latina de Comunicación Social, 70, 782-792. http://www.revistalatinacs.org/070/paper/1071/41es.html         [ Links ]

Rottenbacher de Rojas, Jan Marc (2012). Vigencia del continuo ideológico izquierda/derecha durante las elecciones presidenciales de 2011 en Lima – Perú. Revista de Psicología, 30(2), 281- 315.

Sánchez, C.L. (2016). Ciudadanía, elecciones, sufragio y representación política. La base del estudio del comportamiento político electoral. Una experiencia francesa. Cahiers d'études romanes, 32, 117-128.         [ Links ]

Sierra-Caballero, F. (2018). Ciberactivismo y movimientos sociales. El espacio público oposicional en la tecnopolítica contemporánea. Revista Latina de Comunicación Social, 73, 980-990. http://www.revistalatinacs.org/073paper/1292/51es.html DOI: 10.4185/RLCS-2018-1292.         [ Links ]

Sloam, J. (2013). The 'Outraged Young': How Young Europeans are Reshaping the Political Landscape.  Political Insight, 4 (1), 4-7. https://doi.org/10.1111/2041-9066.12003        [ Links ]

Sloam, J. (2014a). New Voice, Less Equal: Civic and Political Engagement of Young People in the United States and Europe, Comparative Political Studies, 47 (5), Thousand Oaks, California: Sage. https://doi.org/10.1177/0010414012453441        [ Links ]

Sloam, J. (2014b): The outraged young: Young Europeans, civic engagement and the new media in a time of crisis. Information, Communication & Society, 17(2), 217-231. https://doi.org/10.1080/1369118X.2013.868019        [ Links ]

Sloam, J. (2016). Diversity and voice: The political participation of young people in the European Union, The British Journal of Politics and International Relations, 18(3) 521–537. https://doi.org/10.1177/1369148116647176

Sola-Morales S. y Hernández-Santaolalla, V. (2017). Abstención política y nuevas formas de participación política de los jóvenes: Análisis comparativo entre Chile y España.  Revista Latina de Comunicación Social, 72, 629-648. http://www.revistalatinacs.org/072paper/1183/33es.html DOI: 10.4185/RLCS-2017-1183        [ Links ]

Valero-Oteo, I. (2017). El Perfil del Votante del Cambio en España: De las Elecciones Europeas a las Generales del 20D. RIMCISInternational and Multidisciplinary Journal of Social Sciences, 6(2), 107-136. DOI: 10.17583/rimcis.2017.2395.

Varela, E., Martínez, M. L. y Cumsille, P. (2015). ¿Es la participación política convencional un indicador del compromiso cívico de los jóvenes?. Universitas Psychologica, 14(2), 715-729.         [ Links ]

 

 

Submitted: 27th August 2019

Accepted: 10th January 2020

 

How to quote this article:

Vico, E. A. & Rey, P. R. (2020). Interés y participación política de los preuniversitarios madrileños en el nuevo escenario político. Observatorio, 14(2), 93-120.

 

 

[1] Camas, F. (2017a). ¿Por qué votan menos los jóvenes en España?. Metroscopia. http://metroscopia.org/por-que-vota-menos-la-gente-joven/ (5 de septiembre de 2018).

[2] Camas, F. (2017a). ¿Por qué votan menos los jóvenes en España?. Metroscopia. http://metroscopia.org/por-que-vota-menos-la-gente-joven/ (5 de septiembre de 2018).

[3] Varela, I. (2017). El voto generacional de las tres Españas. El Confidencial. https://blogs.elconfidencial.com/espana/una-cierta-mirada/2016-05-19/el-voto-generacional-de-las-tres-espanas_1202339/ (3 de septiembre de 2018).

[4] Llaneras, K. (2019). ¿Cómo son los votantes de cada partido? Esto dicen los datos. El País. https://elpais.com/politica/2019/07/30/actualidad/1564499209_543441.html (25 de noviembre de 2019).

[5] Carpio, J. A. (2019). Radiografía del voto: dime quién eres y te diré cómo votas. RTVE.es. http://www.rtve.es/noticias/20190430/datos-hablan-radiografia-del-voto-voto-grupos-sociales/1930141.shtml (25 de noviembre de 2019).

[6] García De Blas, E. (2019). Albert Rivera convoca un congreso extraordinario de su partido por la debacle electoral. El País. https://elpais.com/politica/2019/11/10/actualidad/1573408491_814381.html (25 de noviembre de 2019).

[7] Espartero, M. (2019). Vox y Podemos fueron los partidos más votados por los varones menores de 30 años el 10-N. El Español. https://www.elespanol.com/espana/politica/20191116/vox-podemos-partidos-votados-varones-menores-anos/444955990_0.html (25 de noviembre de 2019).

[8] Llaneras, K. (2019). ¿Cómo son los votantes de cada partido? Esto dicen los datos. El País. https://elpais.com/politica/2019/07/30/actualidad/1564499209_543441.html (25 de noviembre de 2019).

[9] Proyecto Europeo "Artivism: Artistic Practices as Instruments for Social Transformation", Erasmus Plus, 2016-1-FR02-KA205-011291.

[10] Jaziri, T. (2017). El voto joven en Europa. Politikon. https://politikon.es/2017/12/11/el-voto-joven-en-europa/ (6 de septiembre de 2018).

[11] Mateos y Moral (2006, p.13) presentan un gráfico a partir de datos del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) sobre participación electoral declarada de jóvenes (18-29 años) y adultos (mayores de 30 años) en las siete elecciones generales que van de 1982 a 2004. De él se extrae que las diferencias entre ambos grupos oscilan entre los 8 y los 15 puntos. Camas (Camas, 2017a) incluye en uno de sus artículos un gráfico de la participación de los jóvenes (18-34 años) desde las elecciones generales de 2008 (inicio de la crisis) hasta las de 2016 a partir de datos de Metroscopia. De él se deduce que la diferencia entre los jóvenes, el grupo de 35-54 años y el de 55 años o más oscila entre los 7 y los 12 puntos y los 18 y los 26, respectivamente, dependiendo de la elección.

[12] OCDE (2018). Youth unemployment rate. https://data.oecd.org/unemp/youth-unemployment-rate.htm (8 de septiembre de 2018).

[13] Eurostat (2018). Estimated average age of young people leaving the parental household by sex. http://appsso.eurostat.ec.europa.eu/nui/show.do?dataset=yth_demo_030&lang=en (6 de septiembre de 2018).

[14] Grasso, G. y Tejedor, L. (2015). Cuatro gráficos que explican cuánto te cuesta la universidad a tres años del 'tasazo'". El Confidencial. https://www.elconfidencial.com/espana/2015-10-18/cuatro-graficos-que-explican-cuanto-te-cuesta-la-universidad-a-tres-anos-del-tasazo_1062801/ (6 de septiembre de 2018).

[15] Larroy. C. (2015). El tasazo universitario. Ctxt.es. https://ctxt.es/es/20150423/politica/903/Tasazo-universitario-recortes-crisis-Universidad.htm (6 de septiembre de 2018).

[16] Arcas, O., Peñas, C. y Sacristán, V. (2016). "Precios y tasas en las universidades públicas en España, curso 2016/17". Observatorio del Sistema Universitario. http://www.observatoriuniversitari.org/es/files/2017/01/Por-que-precios-tan-distintos.pdf (3 de septiembre de 2018).

[17] Feixa, C. (2011). La generación indignada. El País. https://elpais.com/diario/2011/09/20/opinion/1316469611_850215.html (8 de septiembre de 2018).

[18] Baiocchi, G. y Ganuza, E. (2012). "The Spanish Experiment with Direct Democracy". Boston Review. https://bostonreview.net/world/no-parties-no-banners-gianpaolo-baiocchi-ernesto-ganuza (4 de septiembre de 2018).

[19] Abascal, S. (2013). Carta a Mariano Rajoy. https://www.santiagoabascal.es/

[20] Cruz, M. (2019). Cataluña se dispara como preocupación y condicionó el voto del 44% de los electores. El Mundo. https://www.elmundo.es/espana/eleccionesgenerales/2019/11/28/5ddfc28cfc6c835b058b4624.html (30 de noviembre de 2019).

[21] Camas, F. (2017b). Izquierda-Derecha: ¿siguen siendo etiquetas válidas?. Mestroscopia. http://metroscopia.org/izquierda-derecha-siguen-siendo-etiquetas-validas/ (5 de septiembre de 2018).

[22] En las preguntas cerradas en las que se pedía valorar a los partidos, sus medidas y líderes asignándoles una puntuación entre 1 y 5 se preguntó por el Partido Popular (Mariano Rajoy), el Partido Socialista (Pedro Sánchez), Podemos (Pablo Iglesias) y Ciudadanos (Albert Rivera). No se incluyó a Vox y su líder, Santiago Abascal, ya que en esos momentos, junio de 2018, no tenían representación en ningún Parlamento regional ni tampoco en el Congreso. Sin embargo, al lanzar la pregunta abierta "por qué partido votarías si se celebrasen unas elecciones en estos momentos" el 3,2% de los preuniversitarios madrileños respondió que lo haría por Vox apuntando así lo que ocurriría más tarde con la celebración de los comicios. 

[23] Montero, M. (2019). Dos alumnos empatan con la mejor nota de acceso a la universidad en Madrid. El País. https://elpais.com/ccaa/2018/06/15/madrid/1529060038_988341.html

[24] Iglesias, P. (2015). El Programa de AR. Pablo Iglesias a Ana Rosa: Los políticos que viven en chalets son peligrosos. https://www.telecinco.es/elprogramadeanarosa/ana-rosa-quintana/ana-rosa-sale-a-correr-con-pablo-iglesias_2_2048055009.html

[25] En las elecciones del 2 de diciembre de 2018 al Parlamento regional de Andalucía Vox obtiene 12 diputados tras concentrar el 10,97% del voto (395.978 votos). Unos meses después, en las generales del 28 de abril de 2019, conseguirá 24 diputados en el Congreso al obtener un 10,2% del voto (2.677.173 votos). Actualmente, tras la repetición electoral del 10 de noviembre de 2019, cuenta con 52 diputados y un 15,09% por ciento del voto (3.640.063 votos).

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons