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Finisterra - Revista Portuguesa de Geografia

versão impressa ISSN 0430-5027

Finisterra  no.110 Lisboa abr. 2019

https://doi.org/10.18055/Finis17481 

ATUALIZAÇÃO BIBLIOGRÁFICA


 

Diálogos entre geografías feministas

 

 

Catalina Giraldo Villamizar 1

1 Mestranda em “Geografia Humana: Globalização, Sociedade e Território” do Instituto de Geografia e Ordenamento do Território da Universidade de Lisboa, Rua Branca Edmée Marques, 1600-276, Lisboa, Portugal. E-mail: catalinav@campus.ul.pt

 

 

García-Ramón y Monk (2007) destacan la importancia de entender que los conocimientos son “situados”, estos se construyen en contextos culturales, políticos e intelectuales particulares. Así mismo alertan sobre las relaciones de poder a nivel geopolítico en que se insertan y llaman la atención sobre los retos que enfrenta la geografía feminista internacional en relación a la hegemonía anglosajona. El libro Geografías feministas de diversas latitudes. Orígenes, desarrollo y temáticas contemporáneasi publicado en el año 2016, se enmarca en los esfuerzos por poner a dialogar las geografías feministas y de géneroii de diferentes países y regiones. Como señala Carolin Schurr en uno de los artículos del libro: “La geografía feminista no existe en el singular, solo en un plural. Las geografías feministas son diversas, múltiples ya que incorporan un sinnúmero de enfoques teóricos y metodológicos, tienen historias y raíces diferentes en cada universidad, país, región.” (pág.154).

Este libro nace gracias a un proyecto de investigación de la Universidad Autónoma de México (UNAM) que busca posicionar la geografía feminista como rama de la disciplina. Como se señala en la introducción, si bien la geografía reconoció e integró tardíamente la variable de género en comparación con otras ciencias sociales, la geografía de género continúa enfrentándose a una subvaloración en el medio académico. Es así que trece geógrafas de diversas nacionalidades construyen ocho artículos de estilos variados, en los cuales recorren tradiciones geográficas feministas situadas del continente americano y europeo, mostrando sus contextos políticos y sociales, consolidaciones académicas e institucionales, preferencias temáticas, principales autoras y publicaciones, y diversificación de enfoques teóricos y metodológicos, entre otros.

En el primer capítulo Lise Nelson presenta, desde una perspectiva crítica, una breve historia de la “geografía feminista anglosajona”, etiqueta que reproduce una ontología geopolítica de producción de conocimiento en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Singapur. Reconociendo las limitaciones de una presentación cronológica habla acerca de su surgimiento en la década de 1970, la expansión de trabajos y temáticas en los años ochentas, las profundas críticas a las que es sometida en los años noventas por las mujeres de color y el Sur Global así como por el giro posestructuralista, y cierra con balance de los años posteriores a la década del 2000. Considera en este último balance que la geografía feminista anglosajona continúa con su proceso de consolidación institucional, con los esfuerzos por reunir un universo académico más diverso, abordando de forma más sofisticada y matizada el enfoque de la interseccionalidad y con un alejamiento y rechazo de los métodos cuantitativos y tecnologías geo-espaciales, que caracterizaron gran parte de los trabajos geográficos feministas de los años noventas. Se concentra en las recientes aproximaciones feministas a los debates de la escala y de lo transnacional, la ética del cuidado, y los SIG y la visualización. La autora cierra reflexionando “sobre la necesidad de echar abajo los siglos heredados del Estado-nación y la geopolítica con el fin de crear un conjunto de prácticas académicas globalmente más accesibles y de múltiples traducciones” (pág. 43).

Los siguientes capítulos abarcan dos experiencias de América Latina: Argentina y Brasil. Diana Lan comienza mostrando cómo el contexto sociopolítico de esta región –y en particular de Argentina- influenció el desarrollo de los movimientos feministas. Por ejemplo en la década de los ochentas, con el regreso de la democracia, las mujeres argentinas se organizaron por el reclamo de sus familiares desaparecidos, presos y/o torturados por la dictadura; así como al final de los años noventas frente a la crisis y los fracasos del neoliberalismo reapareció la movilización social acompañada de feminismo. En un segundo momento de su artículo, la investigadora se concentra en hacer un recorrido e inventario de la producción académica en la geografía feminista argentina, reflexionando acerca de cómo surgió, los desarrollos destacados hasta el momento, y cuales han sido las temáticas de las investigaciones adelantadas. Lan considera que los estudios de género son una perspectiva activa que se han venido desarrollando “lenta pero sostenidamente” y que la geografía feminista requiere seguir avanzando hacia un debate académico más sólido en este país.

Susana Maria Veleda da Silva presenta las conquistas y los retos de la geografía feminista en Brasil. Comienza con una contextualización histórica general sobre el desarrollo de la geografía de género y luego sobre su llegada a Brasil. Así mismo se enfoca en la experiencia de los grupos de trabajo “Geografía, género y sexualidades” desarrollados en el marco de tres eventos académicos, con el objetivo de entender el proceso de iniciación y consolidación de los estudios feministas en la geografía brasileña, así como los principales temas abordados, donde sobresalen dos campos de estudios: género y sexualidades. Considera que el balance es positivo ya que la geografía brasilera se encuentra en el proceso de producir conocimiento geográfico situado y que a partir del estudio de la realidad local, regional y nacional se están evidenciando conceptos propios de análisis y reflexión. Cierra planteando el reto de “soltar las amarras de la geografía feminista anglófona, europea y estadounidense, y crear una brasileña que dialogue con las geografías latinoamericanas y a través de un esquema teórico y conceptual propio que dé cuenta de la diversidad y de las interseccionalidades que dialécticamente se mezclan con diferentes pesos y maneras.” (pp. 88)

El libro sigue hilándose a partir de diversas experiencias del continente europeo. Anna Ortiz y María Dolors García Ramon -dando continuidad a un trabajo sobre la publicación de artículos sobre geografía de género en España hasta el año 2004 (García Ramón & Ortiz, 2009) - elaboran un análisis sobre la producción de artículos en revistas geográficas desde el año 2005 al 2014. Las autoras señalan que esta revisión es tan solo una de las formas de visibilizar los nuevos caminos por los que avanza la geografía de género en España. En este ejercicio destacan las principales temáticas abordas en la geografía feminista española y los autores y autoras claves, basándose en ocho ejes temáticos: teoría y metodología, espacios urbanos, espacios rurales, trabajo y migración, cuerpo y sexualidad, academia, medio ambiente y demografía. Concluyen afirmando que, si bien es evidente la contribución empírica de estas investigaciones, el reto de la geografía feminista española es combinar la base empírica con una propia reflexión teórica original.

Claire Hancock y Amandine Chapuis en el quinto capítulo introducen la geografía feminista francesa, haciendo una revisión histórica de las tensiones y contradicciones que la han atravesado. Muestran cómo desde los años setenta los esfuerzos del movimiento social feminista por teorizar las desigualdades de género en la dimensión espacial se enfrentaron a posiciones de “neutralidad” y a una geografía marxista que consideraba que el género era una desviación para analizar la principal problemática que era la desigualdad de “clase”. Jacqueline Coutras ha descrito esto último como “temor a la guetarización” fenómeno que consideran terminó frustrando varios análisis de género en esta época. Así mismo se destaca cómo en el caso francés se dio un pasaje de la utilización del concepto de “sexo” a “género”, y señalan que este cambio fue el resultado del diálogo de las geógrafas francesas con las extranjeras. También, destacan los debates aún no resueltos y los retos, entre los que sobresalen profundizar los análisis interseccionales y las metodologías feministas. El artículo además presenta los testimonios de dos académicas feministas francesas que hablan acerca de sus experiencias personales en el ejercicio de reivindicar las aproximaciones de género en la disciplina. 

En el siguiente capítulo Caroline Schur se concentra en presentar las geografías feministas de Suiza, Austria y Alemania, “los países de habla alemana”. Comienza señalando el carácter transnacional del proyecto feminista, que sin negar la importancia e influencia de la geografía feminista anglosajona, debe cuestionar sus reflexiones. Hace un recorrido histórico donde muestra cómo la geografía feminista nació más o menos simultáneamente en los tres países a partir de iniciativas estudiantiles, y cómo se va consolidando el desarrollo institucional y académico de forma diferenciada en cada uno. Resalta los referentes más destacados, los eventos claves y las temáticas principales que se han abordado en esta tradición. Por su parte Rachele Borghi y Cesare Di Feliciantonio realizan una fuerte crítica a la geografía feminista italiana debido a la debilidad en su pensamiento crítico. Plantean dos hipótesis frente a la ausencia de estudios de género en la geografía italiana: la difícil relación entre los feminismos y la academia en el contexto italiano, y el sistema de funcionamiento y reclutamiento universitario en este país. Sin embargo, afirman que hay señales positivas como el mayor interés de geógrafos y geógrafas reconocidos en los estudios de género, y la organización de seminarios que geografía, género y sexualidad en las universidades.

En el capítulo de cierre, María Verónica Ibarra García y Irma Escamilla-Herrera coordinadoras del libro, retoman la realidad latinoamericana y señalan cómo la rama de estudios de género, feminismo y sexualidad es muy reciente en México. Hacen un contexto general sobre la geografía mexicana, sobre cómo la mujer mexicana empieza a ganar espacios en la academia, y sobre cómo la geografía feminista empieza a ganar el interés de investigadoras y a posicionarse en cátedras en un comienzo en la UNAM y luego poco a poco en otras universidades del país. Destacan las principales influencias de geógrafas extranjeras y los y las autoras con los trabajos significativos que se han producido hasta el momento en el país.

Este libro resulta de gran utilidad para introducirse en la historia del pensamiento geográfico feminista, así como para profundizar en la trayectoria de los países y regiones mencionados. Es un libro lleno de referentes claves, obras clásicas de las geografías feministas, profundos cuestionamientos a nivel conceptual y metodológico. Al revisar las diferentes experiencias, resulta interesante descubrir los puntos en común, entender cómo las trayectorias se entrelazan, ya que por ejemplo la geografía anglosajona ha influenciado y generado profundas críticas en diversas latitudes, los movimientos y militancias feministas han sido claves, estos enfoques han cuestionado la tradición marxista ya que han evidenciado como hay un intersección con otras categorías sociales opresivas además de la “clase”, como por ejemplo el “género” y la “etnicidad”. También resaltan las nuevas orientaciones y problemáticas que se abren camino en este comienzo del siglo XXI, donde sobresale el tema de la interseccionalidad. Hubiera sido interesante contar con un último capítulo de conclusión que tendiera puentes o hiciera comparaciones entre las tradiciones destacadas. Así mismo libro reconoce su deuda con otras geografías que no se pudieron incorporar por temas de alcance, pero señala que resulta fundamental fomentar el diálogo con geografías feministas africanas, asiáticas y árabes, entre otras. Retomando de nuevo a Caroline Schur es fundamental entender cómo el conocimiento se puede territorializar, debido a fronteras nacionales o lingüísticas, pero al mismo tiempo en un contexto de conocimiento globalizado el saber se puede formar a través de relaciones e interacciones que atraviesen esas fronteras.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

García-Ramón, M. D., & Monk, J. (2007). Gender and geography: World views and practices. Belgeo, 3, 247-260.         [ Links ]

García-Ramón, M. D., & Ortiz, A. (2009). Teaching and research on gender in Spanish geography. In A. Sasa Lada (Ed.), Teaching Gender, Diversity and Urban Space: an International approach between gender studies and spatial disciplines (pp. 53-77). Atenas: Advanced Thematic Network, Utrecht University and Stockholm University.         [ Links ]

 

NOTAS

i Ibarra García, M. V., Escamilla Herrera, I. (Coords.). (2016). Geografías feministas de diversas latitudes. Orígenes, desarrollo y temáticas contemporáneas [Feminist geographies of different latitudes. Origins, development and contemporary themes]. México D.F: Universidad Nacional Autónoma de México UNAM, Instituto de Geografía. (Colección: Geografía para el siglo XXI, Serie: Textos Universitarios, núm. 18), 240 págs.

ii En algunos de los artículos del libro se resaltan los debates sobre la distinción entre los términos de “geografía feminista” y “geografía de género”, sin embargo en esta reseña se utilizan estos términos de forma indistinta, entendiendo que ambos reivindican aportes que apuntan a la deconstrucción social del género en los estudios geográficos.

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