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Finisterra - Revista Portuguesa de Geografia

versão impressa ISSN 0430-5027

Finisterra  no.109 Lisboa dez. 2018

https://doi.org/10.18055/Finis15650 

ARTIGO ORIGINAL


 

Lugares para descubrir el ocio nocturno: experiencias espaciales de adolescentes en Barcelona

 

Lugares para descobrir a vida noturna: experiencias espaciais de adolescentes em Barcelona

 

Places to discover nightlife: spatial experiences of adolescents in Barcelona

 

Lieux pour decouvrir la vie nocturne : experiences spatiales de adolescents à Barcelone

 

 

Margot Mecca1

1 Departament de Geografia, Universitat Autònoma de Barcelona, Campus de Bellaterra, Edifici B, Carrer de la Fortuna, s/n, 08193, Bellaterra, Barcelona, España. E-mail: margot.mec@gmail.com

 

 

RESUMEN

En este artículo se presentan los resultados de una investigación sobre las primeras prácticas de ocio nocturno de adolescentes en la ciudad de Barcelona (España). El descubrimiento del ocio nocturno representa un momento importante para las vidas de los/las adolescentes y participa de múltiples dinámicas, de la negociación de la seguridad a la expansión de las redes sociales, de la exploración de la identidad a la emancipación. La investigación se ha desarrollado en Barcelona entre 2014 y 2016, empleando una pluralidad de métodos cualitativos. El artículo se concentra en la importancia de los lugares de la vida cotidiana en las primeras prácticas de ocio nocturno; en particular, analiza tres categorías de espacios que juegan un papel particularmente importante: el barrio, los “lugares legitimados” y los espacios efímeros de la fiesta. En la primera parte se introducirá brevemente la investigación y sus referencias teóricas; luego se pasará a presentar la metodología empleada; en seguida se mostrarán los resultados obtenidos y finalmente se presentarán las principales conclusiones, destacando cómo tales lugares habilitan una primera experiencia autónoma de la esfera del ocio nocturno.

Palabras clave: Juventud; noche; ocio; adolescencia; Barcelona.

 

RESUMO

Neste artigo apresentam-se os resultados de uma pesquisa sobre as primeiras práticas de vida noturna de adolescentes em Barcelona (Espanha). O descobrimento da vida noturna representa um momento central na vida dos adolescentes, que participam de múltiplas dinâmicas, desde a negociação da segurança até à expansão das redes sociais e da exploração da identidade até à emancipação. A pesquisa foi desenvolvida em Barcelona entre 2014 e 2016, empregando uma variedade de métodos qualitativos. O artigo concentra-se sobre a importância dos espaços da vida quotidiana nas primeiras práticas de vida noturna, em particular, analisa três categorias de espaços que têm um papel particularmente importante: o bairro, os “espaços legitimados” e os espaços efémeros das festas. Na primeira parte é introduzida a pesquisa e o seu marco teórico; são de seguida apresentadas as metodologias utilizadas; e discutidos os principais resultados e, finalmente, são apresentadas as conclusões, que mostram como estos lugares  propiciam as condições para uma primeira experiencia autónoma da vida noturna

Palavras-chave: Juventude; noite; tempo livre; adolescência; Barcelona.

 

ABSTRACT

In this article I will present the results of a research project about the first practices of nightlife among adolescents in Barcelona (Spain). The discovery of nightlife represents a key moment in teenagers’ lives and takes part into multiple dynamics, from the negotiation of security to the expansion of social networks, from the exploration of identity to emancipation. The research was developed in Barcelona between 2014 and 2016, using different qualitative methods. The article focuses on the importance of daily life spaces in the first practices of nightlife; more specifically, it analyses three categories of spaces that play a particularly important role: the neighbourhood, the “legitimated spaces” and the ephemeral places of the party. In the first part I will briefly introduce the research and its theoretical framework; then I present the methods employed; I will subsequently show the main findings and finally discuss the conclusions, that will underline how these spaces offer the conditions for a first autonomous experience of nightlife.

Keywords: Youth; night; nightlife; adolescence; Barcelona.

 

RÉSUMÉ

Dans cet article on présente les résultats d’un projet de recherche sur les pratiques initiales de vie nocturne des adolescents à Barcelone (Espagne). La découverte de la vie nocturne représente un moment clé dans la vie des jeunes, qui  sont impliqués dans  plusieurs dynamiques, de la négociation de la sécurité à l’expansion des réseaux sociaux, de la recherche de l’identité à l’émancipation. L’étude a été conduite à Barcelone entre 2014 et 2016, en employant plusieurs méthodes qualitatives. On analyse trois catégories d’espaces qui jouent un rôle particulier sur la vie nocturne quotidienne des jeunes: le quartier, les “espaces légitimés” et les espaces éphémères de la fête. La première partie de l’article inclut l’introduction de  la recherche et son encadrement conceptuel; elle est suivie par la présentation des méthodes employées, des  résultats principaux et des  conclusions, qui mettent en évidence comme ces espaces créent les conditions pour une première expérience autonome de la vie nocturne.

Mots clés: Jeunesse; nuit; temps libre; adolescence; Barcelona.

 

 

I. OCIO NOCTURNO, ADOLESCENCIA, ESPACIOS

Esta investigación nace de la convicción que las prácticas iniciales de ocio pueden decir mucho sobre las múltiples dinámicas de la adolescencia, permitiendo analizarlas en el momento en el que se construyen: durante la adolescencia. Por un lado, salir de noche empieza a formar parte de la experiencia cotidiana, por el otro lado, tiene todavía un carácter de excepcionalidad y novedad que exalta algunos de sus aspectos - como la conquista de la autonomía, la construcción de la identidad y de competencias socio-espaciales. De las múltiples dimensiones que he analizado en la investigación, aquí me centraré en los aspectos espaciales de las primeras prácticas de ocio nocturno.

Analizando las publicaciones geográficas sobre juventud, destaca la importancia que los/las autores/as asignan a la experiencia espacial en las vidas cotidianas de las personas jóvenes. En particular la ciudad representa, en las geografías de la juventud, un campo de investigación privilegiado sobre las vidas de los y las jóvenes (Cahill, 2000; Leyshon, 2008; Béneker, Sanders, Tani, & Taylor, 2010; Blazek, 2011; Leahy Laughlin & Johnson, 2011). El espacio, y sobre todo el espacio público, está considerado un elemento clave en la experiencia de los y las jóvenes, tanto desde el punto de vista del desarrollo de la identidad y del sentido de pertenencia, como de la construcción de relaciones sociales y competencias espaciales (Matthews, Limb, & Percy-Smith, 1998; Thomas, 2005; Skelton, 2013). El papel del espacio es considerado como particularmente significativo en la adolescencia, marcada por un proceso, ni uniforme ni lineal, de transición de la infancia a la edad adulta: es justamente en este momento que las personas jóvenes empiezan a experimentar y negociar el espacio público de manera autónoma, independientemente del control y de la mediación de los padres.

Las prácticas espaciales juveniles no solo territorializan un espacio y lo usan para construir identidades y vínculos, sino que también lo reinterpretan de manera original. Matthews et al. (1998), destacan como los/las jóvenes, a través de una actividad constante de significación de los lugares de la vida cotidiana, construyen no solo un sentido de identidad y de pertenencia, sino también relaciones de similitud y diferencia con otros/as jóvenes. Los lugares, por el hecho de impregnarse de valores culturales y sociales en las prácticas cotidianas, representan así un recurso fundamental en la creación de sentimientos de identidad/diferencia.

Un concepto que considero particularmente útil para considerar la experiencia espacial de los/las jóvenes es lo de street literacy (Cahill, 2000): con esta expresión Cahill define el conjunto de conocimientos informales que los y las jóvenes desarrollan a través de sus prácticas espaciales. Se trata de conocimientos de tipo social, cultural y personal que permiten a las personas jóvenes interpretar de manera compleja y crítica el espacio y sus normas de uso. Además, la street literacy es un recurso importante también para la construcción de sí mismo/a: a partir de tales conocimientos los y las jóvenes elaboran sus identidades, su manera de interactuar con el entorno, tanto social como espacial. Aunque Cahill no lo mencione expresamente en su artículo, creo poder afirmar que las prácticas espaciales que construyen la street literacy son, por lo menos en buena parte, prácticas de ocio: salidas con amigos, paseos y encuentros casuales que contribuyen de manera importante al conocimiento del entorno espacial y social y a la construcción relacional de la identidad. También Kato (2009) aplica este concepto al análisis de prácticas de ocio, empleándolo para analizar como jóvenes de clase media negocian los espacios semi-públicos de los centros comerciales: Kato pone en evidencia que sus competencias les permiten no solo leer el espacio sino también ser conscientes de cómo los demás interpretan su presencia.

 

II. TRABAJO DE CAMPO Y METODOLOGÍA

El objetivo de la investigación era analizar el papel de los lugares de la vida cotidiana, en particular a la escala del barrio, en las primeras prácticas de ocio nocturno de los y las adolescentes. El trabajo de campo se ha desarrollado en la ciudad de Barcelona (España) entre 2014 y 2016, en los barrios de Poblenou (distrito de Sant Martí) y Sarrià (distrito de Sarrià-Sant Gervasi) (fig. 1). Esta elección ha sido motivada por diferentes razones: en primer lugar me interesaba investigar las prácticas de ocio en dos barrios relativamente alejados del centro de la ciudad, pero ubicados cerca de zonas de ocio nocturno. Un factor importante al orientar mi elección ha sido también el hecho de que tanto el centro como los barrios más marginales de Barcelona han sido a menudo objeto de investigación en el campo de las ciencias sociales, mientras que otras zonas, como justamente Poblenou y Sarrià, han estado menos representadas. Esta inquietud se relaciona con el concepto de missing middle (Byrne, 2005) en los estudios de juventud: el hecho de que las ciencias sociales tiendan a concentrar la atención en los casos más espectaculares o visibles hace que el espectro más “ordinario” de los fenómenos quede a menudo marginalizado.

 

 

Para entender la conexión entre las prácticas relacionadas con el ocio nocturno y los múltiples valores y significados que los protagonistas les atribuyen he considerado necesario el empleo de métodos cualitativos, que además tienen una particular relevancia en la geografía feminista y las geografías de la infancia. Para entender la complejidad de los fenómenos estudiados he decidido combinar varias técnicas: observaciones no participantes, entrevistas con expertos/as, entrevistas semi-estructuradas con jóvenes, grupos de discusión, técnicas visuales (mapeo participativo, fotografías realizadas por los/las participantes, mapas mentales, web doc).

En este artículo mostraré preferentemente resultados obtenidos a través de las entrevistas semi-estructuradas, de los grupos de discusión y de las actividades de mapeo. He realizado entrevistas con 37 personas jóvenes (22 chicas y 15 chicos), entre 14 y 16 años. Los/las jóvenes que han sido entrevistados/as eran voluntarios, contactados a través de diferentes canales: participantes en actividades de investigación como grupos de discusión o talleres; alumnos/as de institutos colaboradores; personas contactadas a través de otras redes (hijos/as de personas conocidas, conocidos de otros participantes, con un sistema de bola de nieve).

Durante el trabajo de campo he realizado también 10 grupos de discusión, con una duración de aproximadamente 30-45 minutos y un número de participantes entre entre 6 y 16; para organizar los grupos de discusión he tomado contacto con escuelas, entidades folclóricas y grupos scout de los dos barrios. Durante los grupos de discusión se han realizado también las actividades de mapeo colectivo: he pedido a los/las participantes que marcaran en un mapa sus lugares favoritos de ocio y los lugares que no les gustaban (con pegatinas de diferentes formas y colores, que distinguían entre chicos y chicas); sucesivamente se ha desarrollado una discusión colectiva sobre los puntos señalados por cada uno, comentando en particular los lugares donde más puntos se concentraban. Para tutelar el anonimato de los y las participantes, todos los nombres que aparecen en el texto son pseudónimos.

 

III.      EL BARRIO COMO ESPACIO DE REFERENCIA Y CONFIANZA EN LAS PRIMERAS SALIDAS

El barrio corresponde a la zona cercana a la casa de los y las jóvenes, aunque la definición que ellos dan raramente coincide con los limites administrativos del área: las fronteras del barrio vivido corresponden más bien al espacio de movimiento en el día a día, al radio de los lugares familiares. Las y los participantes indican el barrio como espacio central donde desarrollan sus prácticas de ocio cotidianas, donde se encuentran con los/las amigos/as tanto durante el día como durante la noche (sobre la importancia del barrio en las relaciones sociales véase Kohlbacher, Reeger, & Schnell, 2013). El barrio representa el espacio “normal” del ocio, allí se sitúan los lugares frecuentados regularmente y que, justamente por este carácter rutinario, adquieren un particular valor: las calles principales, los centros comerciales y los parques devienen los puntos de referencia (figs. 2 y 3).

 

 

 

 

“Siempre vamos a los mismos sitios! Dentro de lo que viene a ser el centro, Poblenou, un poquito Vila Olimpica y poca cosa más, simplemente ir caminando.” (Julia, 15 años, Poblenou).

El ocio fuera del barrio representa una excepción a la normalidad de salir por el barrio: las actividades de ocio que se desarrollan fuera del barrio tienen un carácter generalmente puntual y están relacionadas con eventos especiales (fiestas ciudadanas, conciertos, eventos deportivos…). También la distancia espacial de los otros potenciales lugares de ocio, con la consecuente necesidad de utilizar transporte público, hacen que en el día a día el barrio sea la opción favorita, la más rápida y la más barata para salir con amigos/as.

La seguridad es otro de los aspectos que emerge en las entrevistas: el barrio constituye un espacio de confianza donde sentirse tranquilos/as en el momento de salir sin acompañamiento adulto. Como estamos hablando de las primeras prácticas de ocio, tanto de tarde como de noche, este aspecto cobra un peso particularmente relevante: la sensación de seguridad que ofrece el barrio es lo que crea las condiciones para una experiencia del espacio sin la mediación de los/las adultos/as. Un aspecto importante desde este punto de vista es la capacidad de orientarse: moverse por lugares conocidos, apropiados a través de la práctica cotidiana, genera una tranquilizadora sensación de control sobre el espacio. Esta consideración refleja, como afirma van der Burgt (2013), que la competencia espacial desarrollada en el día a día por los/las adolescentes les permite tener una interacción más segura y más efectiva con el entorno conocido.

“Salir? No, nunca he salido por, fuera del barrio no pero, bueno, a parte no conozco mucho Barcelona, solo conozco, conozco como mi palma de la mano Poblenou y no me gusta salir del Poblenou porque es como si me fuera a otro país y no supiera nada, ni donde están las cosas.” (Xavi, 15 años, Poblenou).

Otro aspecto significativo es el conocimiento del tejido social del barrio: la participación en una red de relaciones hace que las personas jóvenes sientan que tienen más control sobre el espacio social del barrio (Prats Ferret, Baylina, & Ortiz, 2012). El capital social que los y las jóvenes tienen en el barrio se compone tanto de relaciones de vínculo como de relaciones de puente (Putnam, 2000): se trata en el primer caso de relaciones con familiares y pares, en el segundo caso de relaciones más débiles pero importantes para desarrollar una vinculación con el entorno próximo (vecinos/as, comerciantes, conocidos/as etc.). El carácter cotidiano e iterativo de tales interacciones sociales contribuye al desarrollo de una alfabetización callejera o street literacy (Cahill, 2000), un conjunto de conocimientos informales sobre los espacios, sus valores sociales y sus normas de uso. Esta competencia, que Cahill (2000) asocia también a una gran sensibilidad interpretativa, es la que permite a los y las jóvenes orientarse de manera experta y segura en las relaciones con los/las demás frecuentadores/as del barrio.

“Yo creo, es que aquí conocemos más gente, es una ciudad pero en verdad el barrio es pequeño y conoces a mucha gente, es muy familiar.” (Txell, 15 años, Poblenou).

No solo el conocimiento de los/las otros/as frecuentadores/as del barrio genera confianza, sino que la presencia de vínculos sociales estrechos (bonding capital; Putnam, 2000) hace que ese espacio resulte más atractivo. Porque el barrio es el ámbito espacial que proporciona la posibilidad de cultivar y profundizar esos vínculos más fuertes, las amistades dentro del grupo de pares, que fortalecen la identificación colectiva.

 

IV. LUGARES LEGITIMADOS DE OCIO NOCTURNO: CENTROS COMERCIALES, CINES, RESTAURANTES

Dentro del barrio hay algunos lugares particularmente significativos en el proceso de progresiva extensión de las prácticas de ocio por la noche: se trata de los que llamo “lugares legitimados de ocio”, es a decir lugares que son percibidos como aceptables para estar por la noche con amigos/as, tanto por parte de los padres como por parte de los/las mismos/as jóvenes. Se trata de lugares que no son categorizados como lugares “para salir de noche” (categoría que incluye por ejemplo bares, pubs, discotecas, etc.), sino que ofrecen cierta legitimidad por ser sitios donde se desarrollan actividades consideradas correctas y apropiadas para los y las jóvenes: restaurantes, centros comerciales, cines… Es interesante notar que las actividades de ocio que los y las adolescentes desarrollan en estos espacios por la noche no son consideradas propiamente como ocio nocturno: no obstante el horario, tanto los y las jóvenes como sus padres afirman considerar estas prácticas (ir al cine o a cenar fuera después de haber estado en un centro comercial, por ejemplo) como algo distinto respecto al salir de noche.

“Bueno, en mi caso durante el curso si no es que alguna vez hemos quedado un poco para cenar, bueno, merendar/cenar y se nos ha hecho tarde... pero así salir no. […] Bueno, sobretodo cuando volvemos más tarde a casa es cuando vamos al cine y después quedamos para cenar, entonces... pero no es que salimos, vamos al cine, cenamos y(...)”. (Greta, 15 años, Sarrià).

Es significativo que la frecuentación de tales “lugares legitimados” sea muy común: buena parte de los y las participantes se refiere a cines, centros comerciales y restaurantes como a lugares habituales de ocio, sobre todo durante el fin de semana (Kato, 2009). Se trata, en términos generales, de lugares donde las prácticas de ocio empiezan por la tarde y se alargan hasta la noche: probablemente este aspecto contribuye a generar la idea que no se trate de ocio nocturno en sí, sino de una extensión del ocio de tarde. La continuidad con el tiempo diurno es un elemento que colabora a legitimar estos sitios (cines, centros comerciales, restaurantes…) como lugares apropiados, normalizados, para los y las jóvenes en el momento de realizar las primeras salidas nocturnas con amigos/as.

Otro aspecto que me parece significativo poner en evidencia es que tales “lugares legitimados” representan una continuidad entre las prácticas de ocio infantil y juvenil: se trata de sitios y actividades que forman parte de las rutinas de ocio de las personas desde la infancia, con los que se han familiarizado en compañía de los padres. Además, se trata de lugares de ocio que las personas jóvenes frecuentan de manera regular también con la familia: en el mismo lugar (por ejemplo un cine o un centro comercial) (fig. 4) los y las jóvenes pasan tiempo de ocio, en momentos distintos, tanto con amigos/as como con familiares (Marí-Klose, Marí-Klose, Luciano, & Granados, 2010; Vanderstede, 2011). Se trata de prácticas de ocio análogas (ver una película, hacer compras) y al mismo tiempo distintas en su significado: la continuidad que estos lugares representan entre el ocio familiar y el ocio independiente es fundamental para comprender su papel. Tales lugares legitimados constituyen un terreno de confianza, tanto para las familias como para los y las jóvenes, porque son un espacio común entre dos mundos: permiten la exploración del ocio juvenil pero en un ámbito espacial conocido y familiar, donde se desarrollan actividades compartidas también por los padres y por eso legitimadas.

 

 

Los centros comerciales que los y las jóvenes frecuentan son principalmente los que se encuentran en el mismo barrio de residencia o cerca, donde pueden llegar sin necesidad de transporte público y en tiempos relativamente rápidos. El hecho de que los centros comerciales sean considerados como lugares legitimados de ocio es un aspecto puesto en evidencia también por Vanderstede (2011) en relación a las prácticas de ocio de las personas jóvenes cuyas familias son más conservadoras: frecuentar centros comerciales puede ser considerada una actividad socialmente y culturalmente aceptada, que permite pasar tiempo con amigos/as e incluso socializar con personas del otro sexo. La actividad central en tales espacios comerciales no es tanto el comprar, sino sobre todo el mirar las tiendas: normalmente los recursos de los y las adolescentes les permiten hacer compras solo de manera puntual (las compras se realizan en la mayoría de los casos con la familia). Estos resultados están en línea con los estudios de Kato (2009) y Vanderstede (2011): el consumo no es la actividad principal de los y las jóvenes en los centros comerciales, sino que estos devienen lugares de paseo, donde ir con el grupo de amigos/as y encontrarse con otros/as jóvenes conocidos/as del barrio (véase también Góes, 2016), en un marco legitimado frente a los padres.

Dentro de los centros comerciales se encuentran a menudo también otros dos tipos de lugares legitimados, los cines y los bares/restaurantes. El cine representa, en el contexto cultural europeo por lo menos, una actividad de ocio muy popular que se asocia, normalmente, al tiempo nocturno; este último aspecto hace que sea un lugar particularmente apropiado para desarrollar prácticas de ocio que de la tarde se extienden hacia la noche. A causa del precio de las entradas, ir al cine no siempre es una actividad de frecuencia semanal, sino que en algunos casos depende de ofertas especiales o del pase de películas particularmente esperadas; en casos de contextos con mayor poder adquisitivo, en cambio, ir al cine parece ser una práctica más regular (por ejemplo entre los/las participantes entrevistados/as en el barrio de Sarrià).

“Normalmente quedamos y luego ya vamos viendo que hacemos, decimos: "Vale, pues vamos a comer o vamos a Cinesa". Normalmente muchísima gente va al Cinesa, queda muchísima gente allí o por la Illa, por Diagonal, por sitios así. Y pues eso, quedamos, vamos a comer o a cenar(...)” (Francisca, 15 años, Sarrià).

El hecho de ir al cine se asocia a menudo, en las entrevistas con los/las participantes, al cenar fuera: comer con amigos/as después de la sesión de cine parece ser una práctica bastante habitual, que permite extender el tiempo de ocio a la noche con una justificación muy concreta (tener hambre al salir de la sesión) y en un lugar legitimado como un restaurante. Comer fuera por la noche, más en general, resulta ser a menudo una prolongación del ocio de tarde, como por ejemplo visitas a centros comerciales, reuniones en los parques o encuentros de grupos scout. Ir a cenar fuera también está asociado a celebraciones, como cumpleaños o momentos especiales del año (inicio de vacaciones escolares, carnaval etc.). La práctica de cenar fuera de casa con amigos/as me parece particularmente significativa en el marco de las primeras experiencias de ocio nocturno: marca una ruptura en la rutina familiar y en la norma de compartir las comidas con la familia; al mismo tiempo que afirma la independencia respecto al hogar, pone en evidencia la importancia de las relaciones con los/las pares en un estilo de ocio más adulto. Esta reflexión está en línea con la investigación de Sylow y Holm (2009): el acto de comer fuera con amigos/as no solo contribuye a fortalecer las relaciones internas en el grupo, también significa un alejamiento del control familiar.

“Normalmente al menos el mío [plan] es: quedar, merendar en el McDonald's, estar más rato y cenar en el McDonald's. [...] Y volver a casa. A lo mejor le dices: "Mama me quedo un rato con los amigos que estamos hablando, ahora voy."” (Paula, 15 años, Poblenou).

 

V. LA RUPTURA DE LA COTIDIANIDAD: LOS ESPACIOS EFÍMEROS DE LA FIESTA

En este último apartado me interesa profundizar en el papel de algunos momentos particulares del año, las fiestas, en el desarrollo de las primeras prácticas de ocio de los y las adolescentes. Por fiestas entiendo la fiesta mayor, organizada anualmente por entidades públicas y asociaciones de vecinos/as y asociaciones folklóricas, con una duración de aproximadamente una semana o diez días (abarcando normalmente dos fines de semana). Incluyo entre las fiestas también las celebraciones populares a nivel de la ciudad de Barcelona, de Cataluña o de España, como por ejemplo el carnaval, la fiesta de San Juan (la noche entre el 23 y el 24 de junio) o las fiestas de la Mercè (fiesta mayor de Barcelona, el 24 de septiembre); se trata de festividades que corresponden a días de vacaciones escolares y por tanto resultan interesantes desde el punto de vista de las prácticas de ocio de jóvenes en edad escolar.

Las fiestas, y en particular las fiestas mayores, son eventos con un fuerte carácter popular, muy importantes para el barrio y sus habitantes; la fiesta mayor representa un momento de ocio colectivo radicado en el imaginario tanto de los/las jóvenes como de sus familias. La importancia social de la fiesta hace que la participación de los y las jóvenes en estos eventos sea máxima: todos y todas las participantes han afirmado salir con ocasión de la fiesta mayor, incluso cuando decían que no salían normalmente de noche o que no encontraban las fiestas particularmente interesantes. La fiesta mayor representan así un momento excepcional a nivel de ocio nocturno, una ocasión en que salir de noche no solo es legitimado sino también impulsado por el entorno social.

La participación en las fiestas es algo que empieza en la infancia en compañía de las familias: el carácter tradicional y colectivo de tales eventos hace que salir durante las fiestas sea profundamente integrado en las rutinas de ocio tanto de los y las jóvenes como de las familias. Como hemos visto en el caso de los lugares legitimados, el hecho que estos momentos de ocio sean en continuidad con la infancia crea las condiciones más favorables para el desarrollo de nuevas prácticas. Además, es significativo considerar que las fiestas son momentos de ocio también para las familias: los mismos padres suelen salir de noche en compañía de amigos/as. Un aspecto que no solo legitima el ocio juvenil, sino que también construye un marco de seguridad para las primeras experiencias de ocio nocturno. Tales elementos contribuyen a hacer que las fiestas sean a menudo la ocasión para las primeras salidas nocturnas con amigos/as: el momento festivo representa la ocasión propicia para experimentar el ocio nocturno de manera socialmente normalizada (y valorizada) y al mismo tiempo segura.

“La primera vez que salí fue en fiestas del Pueblonuevo, por la noche. Que tenía once, doce años y estuve hasta las seis de la mañana por ahí, pero porque estaba al lado de mi casa, con mis amigos y, claro, pues mis padres también estaban allí montando su fiesta.” (Pablo, 16 años, Poblenou).

El momento de la fiesta permite a los y las adolescentes una gestión del tiempo nocturno más flexible: los límites impuestos por los padres se hacen menos rígidos y restrictivos, los/las jóvenes tienen la oportunidad de salir con más frecuencia y hasta más tarde. Esta gestión más libre del tiempo nocturno está relacionada con algunos aspectos como la disponibilidad de tiempo debida a la ausencia de compromisos escolares (fiestas de la ciudad o incluso fin de semana); el hecho de estar en un espacio circunscrito y próximo (el barrio); la seguridad proporcionada por el control social (la participación masiva de los/las habitantes del barrio en las fiestas). Las fiestas de alguna forma reconfiguran el espacio del barrio, potenciando los aspectos de seguridad que ya habíamos mencionado en el apartado III: la presencia de los padres en los mismo eventos de ocio nocturno y la participación colectiva en las fiestas hace que el control social sea percibido como más efectivo y más estrecho; tales condiciones propician el desarrollo de las primeras prácticas de ocio nocturno para los y las jóvenes en un contexto de confianza.

“Por las fiestas te dejan [salir] incluso más tiempo del normal. Porque saben que hay un montón de gente, que no vas a estar en otro sitio, hay un montón de ambiente. Están más seguros si son fiestas.” (Pablo, 16 años, Poblenou).

Otro aspecto que me interesa tratar es como, durante las fiestas, algunos espacios del barrio son re-significados a través de las prácticas de ocio nocturno de los y las jóvenes. Las fiestas permiten a los y las adolescentes experimentar una nueva presencia en el espacio público por la noche, una manera de estar en la ciudad con los y las pares y fuera del control de las familias que implica también una nueva relación con el espacio conocido del barrio. Un ejemplo significativo de reinterpretación de espacios durante las fiestas es una zona del Parc del Poblenou, en la franja entre el barrio y la costa, llamada por los y las adolescentes muntanyetas (montañitas, fig. 5): una parte del parque que durante las fiestas, por la noche, se convierte en uno de los lugares principales de encuentro para los y las jóvenes del barrio. Esta zona tiene una importancia central (aunque no siempre positiva) en los relatos de las primeras experiencias de ocio nocturno de los y las adolescentes del barrio: se trata del lugar donde probar alcohol (hacer botellón), donde fumar (o rechazar) los primeros cigarrillos, donde tener las primeras experiencias de “ligar”. Esto porque al ser una zona apartada, aislada de las calles donde los/las adultos/as celebran las fiestas, muntanyetas permite disfrutar de la mayor libertad de las fiestas y al mismo tiempo substraerse al control social, para experimentar con prácticas de ocio que podrían ser sancionadas por los padres (Robinson, 2009).

 

 

Un aspecto que me parece significativo subrayar es el carácter efímero de este lugar: muntanyetas existe como lugar central de ocio nocturno de los/las jóvenes del barrio solo en momentos puntuales y por el uso social que los y las jóvenes hacen de ella: es a través y con ocasión del ocio nocturno festivo que este espacio es re-interpretado y re-significado por los/las adolescentes como lugar privilegiado de encuentro, relación y diversión.

 

VI. CONCLUSIONES

El ocio nocturno es una esfera de la experiencia que juega un papel particularmente significativo, de alto valor simbólico, en el desarrollo de las prácticas espaciales de los y las jóvenes; cuando hablamos del descubrimiento del ocio nocturno no podemos prescindir de los lugares donde este ocio se desarrolla, a menudo lugares conocidos, de confianza y con un fuerte valor de pertenencia (Matthews, Limb, & Percy-Smith, 1998), que proporcionan a los y las jóvenes (y a sus familias) las condiciones para una exploración por primera vez autónoma del espacio urbano durante la noche.

El barrio representa una dimensión fundamental de las primeras salidas en cuanto los y las jóvenes, en esta área, tienen competencias sociales y espaciales desarrolladas en sus vidas cotidianas que representan un recurso clave (la street literacy de Cahill, 2000) en el momento de empezar a moverse en el espacio público sin la presencia de la familia. Los lazos sociales débiles presentes en el barrio generan sensaciones de confianza, tanto en los/las jóvenes como en las familias, al mismo tiempo el barrio es donde quedar con la mayoría de los/las amigos/as, donde estas relaciones fuertes van reforzando los sentimientos de pertenencia y creando espacios de encuentro de alto valor afectivo y simbólico (Leahy Laughlin & Johnson, 2011; Prats Ferret, Baylina, & Ortiz, 2012).

Los “lugares legitimados de ocio” (centros comerciales, cines, restaurantes…) representan una categoría de espacios de proximidad (a menudo dentro del barrio) que facilitan la transición entre una experiencia del ocio con los padres y el salir solos/as en compañía de amigos/as (Vanderstede, 2011). El hecho de ofrecer prácticas de ocio compartidas también con la familia, que de la tarde se alargan hacia el horario nocturno, son los elementos que crean las condiciones propicias para la exploración de prácticas de ocio nocturno en un contexto de confianza.

Los espacios efímeros de la fiesta juegan un papel particularmente significativo, en cuanto lugares de la vida cotidiana completamente resignificados en un marco temporal que suspende las normas de uso habitual el momento de la fiesta, que se desarrolla sobre todo de noche, proporciona horarios más flexibles a los/las jóvenes y les permite reinterpretar lugares cotidianos para convertirlos en lugares de encuentro y de experimentación con prácticas de ocio probablemente no aprobadas por la familia (Robinson, 2009).

En todas estas prácticas espaciales, el hecho de desarrollarse durante el horario nocturno tiene una relevancia particular: no solo se trata de una esfera prohibida a los y las niñas, sino que representa la ocasión de sustraerse a la vigilancia adulta para moverse en el ámbito de los/las pares. En el análisis he empleado a menudo las palabras “descubrimiento” y “exploración”: estos términos se refieren al hecho que salir de noche habilita una serie de experiencias iniciales, nuevas. Justamente por eso el ocio nocturno representa una esfera particularmente interesante como punto de observación de la juventud: concentra y pone en evidencia las dinámicas que afectan a los y las adolescentes en una etapa marcada por los cambios y su progresiva construcción como jóvenes adultos.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recebido: outubro 2018. Aceite: dezembro 2018.

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